martes, 28 de febrero de 2012

Orquídeas elegantes para la primavera



Llega la primavera y con ella, las flores… Empiezan a despuntar los almendros y los tulipanes llenan los parterres de color, y aunque ambos poseen gran belleza, hoy me he decantado por otra planta más exótica y elegante, la Phalaenopsis u orquídea mariposa.
Las orquídeas mariposa (del griego “phalaina”, mariposa, y “opsis”, parecido) u orquídeas boca, pertenecen al género Phalaenopsis (familia Orchidaceae), en el que destacan unas 60 especies, como Phalaenopsis schilleriana, Ph. amabilis o Ph. violacea. Como muchas orquídeas tropicales, las representantes de este género que tiene su centro de distribución en el sudeste asiático –Filipinas, Indonesia o Taiwán-, son mayormente epífitas y desarrollan su ciclo vital sobre las oquedades de las ramas de otras especies arbóreas donde se acumula abundante materia orgánica. Formadas por un tallo muy corto a modo de roseta basal, del que surgen unas raíces cilíndricas y esponjosas con un velamen de color verdoso o azul apagado, que están especializadas en captar la humedad ambiental y otra serie de nutrientes, además de fijar a la planta al sustrato. En este se disponen una serie de hojas imbricadas, generalmente persistentes, en número variable (de 3 a 7), de color verde intenso y brillantes por el haz, y a veces rojizo por el envés, con margen entero, lanceoladas y con el nervio medio marcado. De entre esta roseta emerge la inflorescencia, dispuesta sobre un pedúnculo floral, cilíndrico y delgado, de longitud variable (entre 25 y 40 cm generalmente, aunque llega a alcanzar hasta los 100 cm en especies hibridas), sobre el que se disponen las flores en racimo. Estas flores, que van del blanco al púrpura, están formadas por una corola tepaloide de seis piezas dispuestas en dos pisos, entre las que destaca el labelo, fuertemente trilobulado, con dos característicos apéndices alargados en el ápice o con cilios. Estambres y cilios están unidos y el gineceo es alargado. Tras la fecundación, a través de las polínias, se forma una cápsula, alargada, que se abre por unas valvas que dejan salir a las diminutas semillas al exterior.
La reproducción de las orquídeas se considera una de las más complicadas del reino vegetal, sobre todo porque las semillas necesitan para germinar la asociación con un hongo y establecer micorrizas con especies fúngicas (Glomus sp. pl.) que favorezcan la nutrición y desarrollo del embrión. Por todo ello, la reproducción in vitro de estas plantas necesita una infraestructura muy compleja que suele realizarse en medios orgánicos estériles (más información aquí). Los requerimientos ecológicos de estas plantas se basan en la presencia de humedad ambiental (riego abundante, pulverización de agua o un microclima húmedo creado a partir de la evaporación de agua en un recipiente mayor que el tiesto –truco que vi en la casa de una amiga japonesa-), temperaturas templadas (15-30ºC) y luminosidad indirecta (no olvidemos que estas orquídeas habitan selvas de follaje tupido que dejan poco paso a la luz directa). Respecto a abonos o sustratos, decir que pueden abonarse estacionalmente, aunque no en exceso. A mi parecer son especies que han de cultivarse en terrazas acristaladas o directamente en el interior.
Y por último, unas consideraciones estéticas. Las Phalaenopsis, debido a sus varas estilizadas coronadas por flores de tonos inmaculados y cremosos, se han convertido en un reclamo visual inestimable en cuanto a decoración de interiores se refiere. La elegancia y sutilidad de estas plantas, dota a los espacios de cierto sosiego y tranquilidad, a la par que dan una nota de color y naturalidad a las estancias del hogar, una moda que se ha generalizado en los últimos años.

lunes, 23 de enero de 2012

Aroma a lavanda







El arbusto del que hablaré hoy es uno de los más utilizados en la xerojardinería actual, ya que es una planta que se adapta con gran facilidad a climas cálidos y secos y se hibrida con gran facilidad dando lugar a cultivares que además de poseer esta gran capacidad de adaptación, producen floraciones muy llamativas. Ahí vamos con la lavanda…
Llamado vulgarmente lavanda, el género Lavandula (familia Lamiaceae) engloba a más de treinta especies y unos cuantos híbridos. Es una planta que crece en lugares de todo el planeta, aunque es más frecuente en aquellos con clima mediterráneo. Lavandula stoechas, L. angustifolia o L. intermedia, son especies propias de la Península Ibérica, muy abundantes en encinares y zonas boscosas.
La lavanda es un caméfito, mata o pequeño arbusto de tonalidades grises, con tallos leñosos, generalmente en la base, y puntualmente nudosos, algo estriados en la superficie, sobre los que se disponen unas hojas de color grisáceo, apagado, debido a la abundante pilosidad que las cubre, opuestas, simples, con margen entero –algunas entero-, en las especies ibéricas de tipo sublinear, y en las que hay abundantes glándulas que secretan los aceites esenciales que proporcionan el aroma tan característico de estos vegetales. La floración se desarrolla durante la primavera. De entre las hojas, emergen unos ejes florales de longitud variable dependiendo de la especie, sobre los que se disponen, en la zona terminal, las inflorescencias de tipo verticilastro, que están compactadas formando una especie de espiga. En cada uno de estos pisos se sitúan las flores, nectaríferas en todas las especies, que están acompañadas por unas brácteas coloreadas generalmente de violeta pálido. Coronando esta espiga, pueden aparecer otras brácteas de diferente forma y coloración al resto, véase el caso del cantueso (L. stoechas subsp. pedunculata). Tras la fecundación y como ocurre con toda esta familia, las labiadas, se forma un fruto seco llamado tetranúcula.
La reproducción de la lavanda se lleva a cabo mediante el enraizamiento de estacas semileñosas (muy utilizado también en especies como el romero o el tomillo, que pertenecen a la misma familia botánica), así como por germinación de las semillas, un proceso mucho más lento.
Debido al tamaño de la especie, su vigor, sus requerimientos ecológicos, su vistosidad y su aroma, la lavanda a pasado a formar parte de muchos parques y jardines que pretenden minimizar el riego sin descuidar el valor paisajístico de los mismos, y tambien puede considerarse una planta apta para el cultivo en balcones y terrazas, sobre todo en áticos y zonas que reciben gran insolación.
Los usos de la lavanda son bien conocidos, sobre todo aquellos que se relacionan con su aroma: ambientadores, cosméticos o gastronómicos. En muchos lugares de la costa mediterránea (Italia o Croacia), los ramos de sus inflorescencias, se utilizan con fin ornamental.

lunes, 16 de enero de 2012

De brezos











Continuamos con el recorrido dedicado a los arbustos susceptibles de formar parte de nuestros jardines en altura, deteniéndonos hoy en una serie de especies vegetales que son denominados bajo un mismo nombre, los brezos.
Existen bastantes especies de brezos, una serie de especies arbustivas que engalanan muchas zonas elevadas de la mayor parte de Europa, así como otras regiones africanas. Todas ellas pertenecen a la misma familia botánica, Ericaceae, y a dos géneros, el género Erica, mayoritario –Erica arborea, E. cinerea, E. vulgaris, E. scoparia- y que da nombre a la familia, y el género Calluna, representado por una única especie en la Península Ibérica -Calluna vulgaris-. La mayor parte de los brezos son de porte arbustivo y no alcanzan el metro de altura, aunque en condiciones favorables podemos encontrar ejemplares de hasta 10 metros, como en el caso de Erica arborea (véanse los ejemplares de la laurisilva canaria o el Parque Nacional de Monfragüe). Su corteza suele ser de tonalidades apagadas y superficialmente estriada; en algunas especies, la de los tallos jóvenes aparece cubierta de unos tricomas o pelos blanquecinos. Aunque cada especie tiene sus propias características, las hojas de los brezos son persistentes, pequeñas (entre 1 y 8 mm de longitud), lineares, ligeramente aciculares, verdes, dispuestas generalmente en verticilos de 1 a 4, generalmente lampiñas y pueden tener los márgenes revolutos.
En primavera-verano, sobre el extremo de las ramas aparecen las flores, generalmente dispuestas en inflorescencias de tipo panícula o racimo, formadas por numerosas flores tetrámeras-pentámeras, pequeñas, pediceladas, con la forma acampanada característica de estas especies, y de colores como el blanco, el verdoso, el rosado, el fucsia o el púrpura. Estas flores de las que se sirven las abejas para fabricar una miel muy conocida, también pueden estar acompañadas por una serie de brácteas, normalmente en número de 3. Las características del androceo y el gineceo dependen de la especie, aunque todas ellas, tras la fecundación desarrollan un fruto de tipo cápsula que contiene las semillas.
Son plantas que se pueden reproducir fácilmente a través de semilla o estacas leñosas tratadas con hormonas de enraizamiento. La mayor parte de los brezos son acidófilos, es decir, prefieren un sustrato silíceo, descalcificado y con poca materia orgánica, al mismo tiempo que requieren humedad, cierta umbrosidad y temperaturas suaves durante el verano, pudiendo soportar el frío extremo en la época invernal.
Los brezos son ideales para engalanar terrazas durante el invierno, ya que son plantas siempreverdes resistentes a los rigores de esta época, y la primavera, época donde tiene lugar la floración, tan vistosa en muchas especies. Generalmente, en tiestos y macetas, no alcanzan tamaños considerables, por lo que no resultan muy aparatosas de cultivar.
Como apunte curioso resaltar las cualidades de su madera, de grano fino, dura y resistente, con la que se han fabricado pipas para fumar, astiles o carbón de alta capacidad calorífica.

miércoles, 11 de enero de 2012

Rododendros y azaleas







Y dando paso al 2012, este año que comienza, les traigo un nuevo arbusto que se cría en estas latitudes y que puede constituir uno de los pilares de nuestro jardín en altura particular, el rododendro.
También conocidos con el nombre de azaleas, los rododendros son plantas leñosas, arbustivas que pertenecen al género Rhododendron (familia Ericaceae) que cuenta con unas 1000 especies en todo el mundo. Al ser un grupo tan numeroso, es fácil dar con multitud de clasificaciones y criterios taxonómicos muy dispares, por lo que un servidor prefiere citar las especies más conocidas y dejarse de embrollos nomenclaturales… Se podría decir que el género se distribuye en el hemisferio norte con un centro de dispersión en China occidental, aunque también encontramos especies tropicales y subtropicales del hemisferio sur. Suelen ser especies arbustivas, cuyos tallos van desde los 25 cm de altura a los 4 metros (R. arboreum). Sobre estos se disponen las hojas, persistentes y siempre verdes, alternas, aunque con cierta tendencia a la disposición helicoidal. De color verde intenso, brillantes en el haz, ovaladas, de un tamaño que oscila entre los 2-50 cm de longitud dependiendo de la especie, y un envés a veces cubierto por páleas, escamas o tomento. En el ápice de cada rama y en primavera, sobre la zona apical de los tallos, se desarrollan las flores, generalmente en grupos, aunque también pueden ser solitarias. Estas suelen ser de colores vivos que pertenecen a la gama del blanco-rosado-carmín-violeta, aunque la gran cantidad de cultivares híbridos que comercializan hoy día pueden dar lugar a flores con amplía variedad de colorido. Las flores son relativamente grandes y vistosas, zigomorfas, en principio pentámeras (muchos cultivares híbridos duplican las piezas petaloides para dar más volumen a estas) y de forma acampanada, sobre las que sobresalen los estambres y el estigma
Estas plantas prefieren un sustrato de pH ácido (silíceo o calizo muy lavado), bien drenado y con gran aporte de materia orgánica. Requiere al mismo tiempo temperaturas suaves (es termoresistente, pero no extrema) y cierta humedad ambiental, por lo que se recomienda llevar a cabo riegos frecuentes, sobre todo en el estío. No se recomienda exponerlas directamente al sol, ya que puede dañarlas.
La reproducción puede llevarse a cabo con estacas sobre las que es preferible usar hormonas de enraizamiento, o a partir de la germinación de semillas, mucho más difícil y lenta. Se pueden utilizar para el arte del bonsai.
Son plantas muy tóxicas debido a la producción de la grayanotoxina, un compuesto venenoso que esta presente en el néctar y el polen, por lo que la miel que deriva de estas no es comestible. Ello no quita para que se hayan utilizado para tratar el reuma o como planta vulneraria. Se utilizan en muchos países para confeccionar coronas funerarias.
Los rododendros son una verdadera pasión en jardinería, no sólo en la actualidad, sino en épocas pasadas -llegó a ser un símbolo en la jardinería europea del siglo XIX-, sobre todo en el mundo anglosajón (Islas Británicas y Norteamérica), así como en el oriental (Japón y China), en el que simbolizan la feminidad, la templanza y el primer amor.
Destacar que en la Península Ibérica contamos con dos especies de Rhododendron, R. ponticum, que se desarrolla en la vegetación terciaria de la Serranía de Ronda y la Sierra de las Nieves (provincias de Cádiz y Málaga), y R. ferrugineum que se distribuye en las cumbres pirenaicas.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Arbusto navideño







Y dado que nos encontramos de lleno en la Navidad, esta semana le prestaremos atención a un arbusto que abandera estas fiestas y que también puede engalanar nuestras terrazas y balcones a lo largo del año: el acebo.
El acebo, también conocido por el nombre botánico de Ilex aquifolium, es uno de los pocos representantes que tenemos en nuestra latitudes de la familia Aquifoliaceae, más rica en el hemisferio sur, de donde proceden otros acebos que engalanan otros balcones. Con un área de distribución bastante amplia que abarca la mayor parte de Europa y Asia occidental, este arbusto, que puede considerarse en muchos casos un árbol dado que llega a sobrepasar los seis metros de altura en condiciones favorables, es propio de sotobosques de hayas y robles, aunque se puede encontrar de manera aislada o formando acebedas. Por ello decir que es un arbusto que prefiere el sustrato ácido (silíceo) y húmedo, y las zonas umbrosas. Cabe destacar que resiste las bajas temperaturas, aunque no tanto el calor del estío.
El acebo se yergue sobre tallos ramificados desde la base y con una superficie lisa, de color verde en la juventud que con el paso de los años adquiere una tonalidad grisácea-parduzca. Sobre estos se disponen las hojas que son simples, alternas, coriáceas, lampiñas, brillantes y con un margen dentado-espinoso -sobre todo en las hojas maduras- muy característico. Son de color verde intenso en el haz, mientras que en el envés desarrollan una tonalidad más amarillenta y/o apagada. A veces, en algunos cultivares de planta ornamental y por hibridación, la coloración de las hojas puede ser variegada, como la Golden Milkboy o la Silver Queen (en las imágenes).
Respecto a la biología reproductiva hemos de tener en cuenta que el acebo es una especie dioica, es decir, presenta individuos con flores masculinas e individuos con flores femeninas. En los ejemplares masculinos, las inflorescencias son axilares y están formadas por flores de color amarillento, mientras que en las plantas femeninas, las flores aparecen en grupos de tres a solitarias, de color blanco a blanco rosado, tetrámeras, y con el cáliz y la corola parcialmente fusionados en la base. Tras la fecundación se forma una drupa característica de color rojo intenso que madura a finales del otoño y que sirve de alimento a muchas aves (no para el ser humano), durante la época invernal. Las semillas necesitan un par de años para germinar, aunque este proceso se puede ver acelerado por la exposición a los jugos gástricos de los animales que ingieren los frutos. En cualquier caso, la reproducción vegetativa es mucho más factible y rápida (mediante estacas con cepa).
Esta planta siempreverde es muy utilizada en jardinería para la creación de setos y por su gran tolerancia a las podas para poder darle así la forma deseada. También decir que por su lento crecimiento podemos considerarla idónea como planta en jardinería en altura.
El acebo se ha utilizado en ebanistería, como planta medicinal por la producción de la ilicina (alcaloide semejante a la quinina), para elaborar un pegamento o “liga” utilizada en la captura de aves y como adorno navideño, motivo por el cual se considera una especie vegetal protegida en muchos países europeos.

lunes, 12 de diciembre de 2011

En invierno, florece el romero





Y como en invierno florece el romero, aquí me tienen, con otro de los arbustos que pueden engalanar sus balcones y terrazas. Muy indicado para la jardinería xerófita (plantas adaptadas a climas secos y cálidos, como el mediterráneo estricto), la especie Rosmarinus officinalis, una de los representantes de la familia Lamiaceae más conocidas en nuestras latitudes puesto que es oriunda de la región mediterránea – sur de Europa, Asia Menor y Norte de África-, aunque tapiza de manera natural nuestros montes, también puede ser utilizada como planta cultivada.
Arbusto de hasta dos metros de altura y de forma variable, el romero, posee un tallo leñoso y nudoso, de sección cuadrangular, erguido y cubierto de borra o tomento en la juventud, y nudoso, generalmente rastrero y con la corteza resquebrajada en la madurez. Sobre los tallos se disponen las hojas, pequeñas (de 1 a 2 cm de longitud), lineares, opuestas, enteras, sésiles, con margen revoluto hacia abajo, y de color verde oscuro en el haz y más blanquecina en el envés debido a las abundantes pilosidades.
Durante las épocas de floración (dos veces al año en esta especie, finales de otoño-comienzos de invierno y fin de la primavera-principio estival), las inflorescencias de tipo cima o verticilos laxos, se desarrollan en la zona apical de los tallos jóvenes. Las flores, axilares y aromáticas, como el resto de la planta, están constituidas por un verticilo sepaloide de piezas soldadas en forma de tubo y ligeramente rojizas, que protegen a una corola constituida por piezas de color violeta azulado, rosa o blanco, que se encuentran soldadas formando una pequeña campana que termina en dos labios, el superior ligeramente curvado bajo el que se disponen los estambres y el estilo. Tras la fecundación realizada en gran parte por abejas, indicador de que es una planta nectarífera/melífera, se forma un fruto formado por cuatro pequeñas nueces de color pardo que reciben el nombre de tetranúculas.
Al tratarse de una planta autóctona, no requiere grandes cuidados aunque sí conviene saber que prefiere los terrenos ligeramente calizos y arenosos, insolación directa y persistente y riego moderado. Soporta heladas y periodos de sequía, aunque no es conveniente exponerla gratuitamente a estas condiciones.
Su reproducción puede llevarse a cabo mediante la siembra de las semillas (bastante complicada) o, por el contrario, mediante esquejes semileñosas (más efectiva). En jardinería a gran escala se emplea en grupos asilados o para setos de bajo tamaño, como la lavanda.
En la bibliografía científica se describen los cientos de aplicaciones que tiene esta planta debido a la producción de aceites esenciales, como son el rosmanol, el pinfeno, el cineol o el alcanfor, y otros principios activos.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Otra de arbustos







Con total seguridad usted utiliza algún cucharón de madera de boj para catar sus mejores guisos, por lo que el arbusto al que hoy le dedicamos espacio y tiempo no le será tan desconocido como otros de los aquí recogidos.
El boj, también conocido en el lenguaje científico como Buxus sempervirens es un pequeño arbusto que pertenece a la familia de la Buxaceae. Es un nanofanerófito que está distribuido por toda Europa, incluida la Península Ibérica (principalmente en el cuadrante nororiental), por lo que es una planta adaptada a las condiciones climatológicas de nuestras latitudes, así como a su edafología y horas de insolación.
Planta que puede alcanzar 4 metros de altura, el boj es un arbusto siempreverde que desarrolla vástagos aéreos de lento crecimiento, con superficie lisa en la juventud y agrietada en la madurez, de color pardogrisáceo. Sobre estos se disponen las hojas, que son opuestas, coriáceas, más o menos ovadas, con margen ligeramente resoluto, cuya longitud no supera los 3,5 centímetros, que suelen ser brillantes e intensas por el haz, y mates y apagadas por el envés.
Sus flores monoicas (unas flores son masculinas y presentan sólo estambres y otras son femeninas y poseen ovario) se agrupan en inflorescencias axilares de tipo glomerular, sobre las que se disponen exteriormente flores masculinas que rodean a una o dos flores femeninas ubicadas en el centro de la inflorescencia. Todas ellas son de color blanquecino, pequeñas (entre 1,5 y 2 mm de diámetro). Las masculinas tienen un perianto de cuatro piezas anchas, mientras que el de las femeninas posee 6 piezas más agudas. Tras la fecundación de las femeninas por parte de insectos que se sienten atraídos por su néctar, se forma una cápsula trilocular, globosa, de 1-1,5 cm de diámetro, color verdoso-pardo y aspecto coriáceo, sobre la que persisten los estigmas a modo de pequeños cuernos, y que contiene numerosas semillas en su interior.
Se reproduce normalmente por esquejes leñosos, acodos y estolones, ya que su reproducción por semilla es lenta y tediosa. Requiere zonas húmedas y a media sombra, suelos bien drenados y con materia orgánica. En cuanto a sus preferencias térmicas decir que soporta el rigor invernal, así como el estival, por lo que la hace adecuada como planta de exterior.
Es el arbusto más utilizado para formar setos en el viejo continente, incluso en la época romana y el renacimiento, debido a que soporta bien las podas y no pierde el follaje en invierno, de hecho es una de las especies favoritas para los artistas del bonsai.
Otros usos que se le dan al boj son como especie maderera, ya que su leño es pesado y de grano fino, ideal para elaborar todo tipo de instrumentos, desde musicales hasta ornamentales, y como especie medicinal dada la gran cantidad de compuestos químicos que produce (alcaloides, taninos y aceites esenciales).

martes, 29 de noviembre de 2011

Bolas de nieve







El durillo, mundillo o bola de nieve, es una fanerógama de la familia Adoxaceae -antes adscrita a Caprifoliaceae- que pertenece a un género que engloba a unas 150 especies en todo el globo, Viburnum, concretamente a la especie Viburnum tinus. Es una planta de hoja lauroide (que recuerda a la del laurel) que se presenta en zonas térmicas de la vegetación circunmediterránea. En España está presente en las zonas de sotobosque catalán, valenciano o balear, así como en Extremadura y en la laurisilva canaria, entre otros lugares.
Es una planta arbustiva, que puede alcanzar las dimensiones de un pequeño árbol (unos 3 metros de altura máxima). Con un buen sistema radicular, ramificado y leñoso, el durillo desarrolla vástagos aéreos leñosos, de superficie lisa -glabros- y bastante ramificados sobre los que se disponen las hojas opuestas, coriáceas, de tamaño medio -de 3 a 10 cm de longitud-, con margen entero y forma ovado-lanceolada. Son de color verde brillante en el haz y algo atenuado en el envés, así como ligeramente pubescentes, sobre todo los brotes, las hojas jóvenes y el nervio medio del envés foliar.
Las flores, que aparecen en invierno y primavera, se agrupan en inflorescencias terminales de tipo glomerular compacto de tipo cima convexa (también llamadas corimbos), que se encuentran formadas por flores, todas ellas de color blanco a blanco rosado, y pequeñas (entre 5 y 6,5 mm de diámetro). Tienen un perianto de cinco piezas anchas que se sueldan por la base dándole forma acampanada, en cuyo interior se disponen 5 estambres que rodean al estigma que tras la fecundación formará una drupa ovoide, de color azul oscuro o azul negruzco, y bastante tóxico.
Es un arbusto muy adecuado para formar setos (véanse como ejemplo los cultivados en el Real Jardín Botánico de Madrid, en la zona llamada “plano de la flor”), aunque individualmente también es elegante, sobre todo si la poda se realiza con esmero.
Aunque es una planta que no soporta el frío extremo, rebrota con facilidad tras las heladas. Requiere un suelo con materia orgánica y bien drenado, y expuesta a lugares de semi-sombra. Soporta periodos de sequía dada su condición de planta mediterránea y se reproduce tanto por semilla, como por multiplicación vegetativa (estacas o acodos).
Por último cabe destacar que su madera, antiguamente, era utilizada en cestería.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Arrayanes











Dado que en nuestro país están “germinando” todo tipo de grandes espacios aéreos en las áreas urbanas, como los áticos y sus terrazas o los patios de las viviendas unifamiliares que permiten el cultivo de especies arbustivas y matorrales, durante las próximas entradas prestaré gran atención a las especies arbustivas ibéricas y europeas que son susceptibles de ser criadas en estas viviendas, ya que en la actualidad son bastante utilizadas por paisajistas y arquitectos para verdear baldosas y grises fachadas puesto que requieren menores cuidados que las plantas de flor. Así, comenzaré con el mirto...
El mirto o arrayán es un representante de la familia Myrtaceae, perteneciente al género Myrtus, más concretamente a la especie Myrtus communis, una planta originaria de la cuenca mediterránea y el norte de África.
De biotipo nanofanerófito, aunque pueda alcanzar los cuatro metros, el mirto es un arbusto siempreverde y aromático con una aparato radicular leñoso y bastante desarrollado, que desarrolla vástagos ramificados sobre los que se dispone un follaje denso y prieto que está constituido por hojas simples, opuestas, ligeramente pecioladas, coriáceas, con margen entero y forma ovado-lanceolada, verdes brillantes por el haz y apagadas por el envés. Su fragancia se debe a la presencia de glándulas oleíferas en éstas.
Sus flores solitarias y de color blanco o crema, se desarrollan a finales del invierno y en primavera sobre pedúnculos axilares más o menos largos. Actinomorfas, pequeñas (1,5-3 cm de diámetro) y pentámeras, las flores del mirto poseen estambres de color amarillo y un gineceo súpero, que tras la fecundación origina frutos de tipo baya de color azulado-púrpura que incluyen las semillas, cuya diseminación se lleva a cabo por las aves que se alimentan de éstas. Su reproducción asexual se lleva a cabo mediante esquejes semileñosos, con mejores resultados todavía si se añaden hormonas de enraizamiento en el sustrato.
Desde épocas pasadas está muy extendido su uso por la Península Ibérica como planta ornamental -prueba de ello es que da nombre a uno de los patios de La Alhambra granadina- ya que sus requerimientos ecológicos se enmarcan dentro del clima mediterráneo templado (no resiste fuertes heladas), suelos pobres en materia orgánica, aunque bien drenados, y riego moderado.
Y ahora, una serie de curiosidades:
- En la antigüedad simbolizaba belleza y amor.
- Sus aceites esenciales se utilizan en la industria perfumera.
- El alcohol que produce, conocido como mirtol, se utiliza como expectorante, balsámico, antiséptico y sedante.
- Sus frutos se pueden utilizar para curtir pieles.
- El jugo de sus bayas, de color violáceo, se puede utilizar para tintar tejidos.
- Los campeones olímpicos eran honrados con coronas fabricadas de mirto.
- Su nombre común, arrayán, proviene del árabe “ar-Rhayan”, “el aromático”.
- Su madera es apreciada en ebanistería.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

La rosa del azafrán









Ya queda poco azafrán que recoger en los campos de La Mancha, una de las regiones de este planeta que mejor azafrán produce dadas las condiciones climatológicas inmejorables, la adecuada altitud y un buen suelo.
Además del interés gastronómico y económico que suscita el cultivo de esta planta, cada vez son más los aficionados a la jardinería que la utilizan en parterres y macetas para darle cierto color a nuestro otoño, prueba de ello es que en muchos foros, algunos se preguntan donde conseguir bulbos de esta planta de la que se consigue el llamado oro rojo. En la ficha de hoy prestaré atención al género botánico general, al que pertenece el azafrán verdadero. ¡Ahí voy!
Las más de 80 especies de azafranes que existen, en algunos sitios también conocidas como crocos, derivan del género botánico Crocus, que pertenece a la familia Iridaceae, una familia de monocotiledóneas muy extendida en zonas elevadas y/o húmedas del globo. El área de distribución natural del azafrán es la cuenca mediterránea, sobre todo aquellos países que la delimitan al norte, como son los Balcanes, la Península Helénica, los Cárpatos e Italia, la Península Ibérica al oeste, Turquía y Oriente Próximo al oeste, y las zonas elevadas del norte de África al sur. Todos ellos presentan biotipo geófito, es decir, poseen un tallo bulboso subterráneo o cormo de unos 3-10 cm de diámetro que se encuentra protegido por túnicas parduzcas de distinta naturaleza –papirácea, fibrosa o rígida-, y en cuya base se dispone un sistema radicular fasciculado que se desarrolla estacionalmente.
La floración del Crocus tiene lugar en otoño o en primavera dependiendo de la especie. En todos los casos, esta planta desarrolla primeramente la flor y secundariamente el resto del sistema vegetativo. Las flores, generalmente solitarias, a veces dobles, alcanzan una altura de unos 15 cm sobre el nivel del suelo. Actinomorfas, hermafroditas, erectas y protegidas por una vaina papirácea, están formadas por un perianto de seis piezas de color blanco, amarillo, azul o morado, en cuyo interior se desarrolla un androceo constituido por seis estambres y un gineceo ínfero que despunta en un estigma trífido (esta característica sirve para diferenciarlo del “azafrán borde” o género Merendera –familia Colchicaceae-, muy similar aunque posee un estigma dividido en seis segmentos) que tras la polinización por parte de insectos, se transformará en una cápsula en cuyo interior están las semillas. Posterior a la floración aparecen las hojas, generalmente de color verde oscuro y brillante, lineares, con un marcado nervio medio blanquecino y característico del género, de anchura variable, y que pueden alcanzar longitudes de hasta 50 cm., formando macollas densas que duran hasta el estío, época en la que se marchitarán.
Cabe decir que la rápida multiplicación vegetativa del croco, genera grandes concentraciones subterráneas de bulbos que, por un lado la hace más vistosa durante la floración, pero por otro obliga a desenterrar los bulbos cada 3-4 temporadas para favorecerla.
Sobre los cuidados cabe decir que la siembra se realiza en octubre sobre un sustrato ligeramente arenoso, sin demasiada materia orgánica; además soporta el frío con facilidad, por lo que es idónea para lugares con heladas invernales. Sus preferencias por la luz dependen de la especie.
Se cultivan como ornamentales unas 30 especies, entre las que destacan Crocus verna o C. serotinus. Sólo una especie se cultiva con intereses agrícolas y comestibles, Crocus sativus, cuyos estigmas constituyen la especia más cara del mundo por la minuciosidad y la gran cantidad de mano de obra que conlleva su obtención.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Una cinta que engalane tu balcón







Si usted pasea por los pueblos de la mitad sur peninsular y mira hacia lo alto, se percatará de lo coloridos que lucen los balconcillos enrejados sobre el blanco fondo calizo que cubre las fachadas. De entre esa jungla aérea constituida por geranios, calas o esparragueras, se distinguen otras plantas acintadas, llenas de hijuelos colgantes: las cintas o malamadres, plantas de las que hoy hablaremos.
Las cintas, malamadre o lazos de amor, pertenecen al género botánico Clorophytum, oriundo de zonas subtropicales de África y Asia. Aunque todavía estoy investigando sobre la familia botánica a la que pertenece el género (esto me sucede por creer a pies juntillas lo que dice la Wikipedia… No se la recomiendo cuando tenemos que ser excesivamente técnicos…), pero juraría que pertenece a la familia Liliaceae, y no a la Agavaceae (seguiré mis pesquisas no sea que haya cambiado el criterio taxonómico y esté metiendo la gamba, jejeje). La mayor parte de los cultivares pertenecen a la especie Clorophytum comusum, nativa de Sudáfrica, aunque en la actualidad existen bastantes variedades debido a su amplia utilización en jardinería de interior y decorativa.
Las cintas son plantas terrestres o en ocasiones epífitas que desarrollan raíces carnosas y ligeramente tuberosas que ejercen de reservorio de agua y nutrientes. Siempreverdes, las malamadres están constituidas por macollas de hojas verdes o variegadas (alternan franjas blancas y verdes), acintadas, con marcado nervio medio y ligeramente acanaladas, que terminan en punta. En los nodos de las hojas se desarrollan raíces adventicias que pueden ser subterráneas o aéreas. Con un tamaño que oscila entre los 20-50 cm de longitud y los 0,5-2,5 cm de anchura, se imbrican formando una densa roseta basal, de la que emergen vástagos o pedúnculos de longitud superior a las hojas y con escasa presencia foliar sobre los que se desarrollan, por un lado las inflorescencias, y por otro lado hijuelos que dependen de la planta madre y favorecen la reproducción estolonífera tan característica de esta especie (fenómeno del viviparismo tan conocido en monocotiledóneas). La inflorescencia es de tipo panícula dispersa y está constituida por pequeñas flores actinomorfas con perianto de seis piezas de color blanco-crema dispuestas en dos verticilos, un androceo constituido por seis estambre y un gineceo súpero con tres carpelos soldados formando un único estigma.
Como ya hemos visto, su reproducción asexual es muy fácil debido a la aparición de hijuelos que, cuando se ponen en remojo, desarrollan fácilmente el sistema radicular masivo tan característico de estos vegetales. Son plantas que requieren luz pero no exposición directa, así como temperaturas agradables. El riego debe ser abundante pero no excesivo (dos veces por semana en verano / una vez cada diez-quince días en invierno) y el sustrato con buena cantidad de materia orgánica.
Son plantas que dotan a los balcones de movimiento dado su carácter colgante. Es preciso plantar varios pies en la misma maceta de manera que aumenten en densidad y sean más frondosas.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Cóleos











Últimamenete estoy algo preocupado por el estado de mis plantas… Lo cierto es que no sé qué bicho les ha picado… Muchas de ellas sufren una enfermedad en la que partes de las hojas se marchitan paulatinamente para, finalmente, caer… Sobre todo las plantas carnosas… En un principio pensé que podía ser exceso de riego, pero después de observarlas con detenimiento y cuidar la cantidad de agua hasta cotas insospechadas he pensado que puede ser alguna enfermedad fúngica… Esperando que no mueran debido a esta epidemia, hoy le llega el turno al comúnmente conocido como cóleo.
El cóleo, también conocido como cretona, pertenece a la familia de las labiadas (Lamiaceae), como el romero o la planta del dinero. Aunque su nombre vulgar deriva de una nomenclatura científica antigua, todos las especies pertenecen al género Solenostemon -algunos autores lo dan como sinónimo de Plectranthus-. Es un género que vive de manera natural en las zonas tropicales/ecuatoriales de Asia y África, sobre todo en la India y Java. La mayor parte de los cultivares actuales derivan de la especie Solenostemon blumei o S. scutellarioides.
Muy conocida por sus coloraciones imposibles, el cóleo es una planta herbácea, bianual o perenne dependiendo del clima en el que se desarrolle, que puede alcanzar 0,5-1 metro de altura, excepcionalmente 1,5 metros. Con gran desarrollo radicular, el cóleo se yergue sobre tallos verdes de sección cuadrangular (típicos de la familia botánica debido al desarrollo de los cuatro cordones de colénquima longitudinales); sobre éstos se disponen las hojas, más o menos grandes, opuestas, de aspecto frágil, con limbo casi cordado, margen serrado, nerviación acusada y coloración variable, variegada, de color púrpura-morado-fucsia-rosa-amarillo y de intenso a claro conforme nos acercamos al margen. Su inflorescencia se desarrolla en otoño-invierno, de tipo espiga, elegante, sobre la que se disponen las flores de azul claro y pequeñas, cuya corola está formada por dos labios, y con escaso valor decorativo.
Se reproduce con gran facilidad mediante esquejes, desarrollando raíces fácilmente por inmersión en agua para posteriormente ser plantados en el sustrato adecuado.
Viven sobre suelos ricos en materia orgánica, húmedos y con buen drenaje. Prefieren zonas cálidas (por lo que hay que evitar exponerlos a bajas temperaturas) y luminosas, aunque no soportan la insolación acusada, por lo que es preferible exponerlos a semi-sombra. Se recomienda regarlos abundantemente en las épocas de crecimiento, mientras que en otoño e invierno el riego ha de ser escaso. En caso de que necesiten riego, sus hojas caerán, lacias, avisando del problema.
Atendiendo al aspecto estético, cabe decir que es una planta que pierde su porte debido a que los tallos se vencen y tronchan con gran facilidad debido al peso, por lo que se recomienda eliminar las yemas apicales para facilitar la ramificación o reponer los pies mediante esquejes.
Su vigor y la fácil reproducción la convierten en una planta muy utilizada en hibridación y estudios de organografía vegetal. También destacar que ciertas especies contienen principios psicoactivos.

lunes, 17 de octubre de 2011

Flores gigantes











Hoy le llega el turno al género Hippeastrum, una de las plantas bulbosas más cultivadas en todo el globo. Aunque hay cierto conflicto en la nomenclatura de este género, no debida a los taxónomos, sino a la confusión entre el nombre científico (Hippeastrum sp. pl.) y el vulgar (amarilis). El género Hippeastrum, oriundo de América tropical, y el género Amaryllis, otra bulbosa africana que incluye únicamente a dos especies conocidas, A. belladonna y A. paradisicola, son muy semejantes, aunque difieren sobre todo en la inflorescencia y las hojas. Cabe decir que ambos géneros pertenecen a la misma familia, la Amaryllidacea.
Los amarilis o hipeastrum, son plantas monocotiledóneas perennes oriundas del hemisferio sur, concretamente de América tropical (Brasil y el Caribe), incluso Chile y Argentina. Incluye a unas 75 especies naturales de las que han derivado multitud de híbridos (como “Red Lion” o “Floris Hekker”) dado su cultivo extensivo. Su parte vegetativa está constituida por un bulbo de gran tamaño, sobre unos 12-19 cm de diámetro, cuya parte superior es aérea, desde donde crecen las hojas, en número variable entre 2 y 7, simples e imbricadas, lineares, acintadas y anchas, ligeramente lanceoladas en el ápice, paralelinervias y con un nervio medio muy marcado, de una longitud entre 40-90 cm y de un verde intenso, brillante y ligeramente oscuro. De entre estas y durante la primavera (generalmente de abril a junio, aunque se puede forzar la floración en invierno), emerge la inflorescencia de tipo umbela, formada por un pedicelo o escapo grueso y tieso, que se estrecha conforme se acerca al ápice y de una longitud semejante a la de las hojas (alrededor de 40 cm o superior); sobre este despuntan las flores, en número variable de dos a siete –a veces incluso más-, grandes y llamativas, cuyo color va desde el blanco hasta el rojo, pasando por el rosa y el rojo-blanco variegado. La corola está formada por seis piezas consistentes y brillantes de naturaleza tepaloide que se unen en su base en un estrecho tubo. Posee seis estambres, algo curvados, que se disponen bajo el gineceo, cuyo estigma es trífido, como clásicamente ocurre con las monocotiledóneas. Su fruto es una cápsula formada por tres valvas donde están recogidas las semillas de color oscuro.
La reproducción de esta especie se suele realizar por hijuelos o por semillas, que se siembran en otoño en un sustrato rico en materia orgánica y con una parte arenosa. Los riegos han de ser espaciados y abundantes, en un ambiente luminoso y con temperaturas suaves. En latitudes como esta, es necesario protegerlos de las heladas.
Su nombre científico deriva del griego y quiere decir “estrella del caballero” por mantener la etimología de la nomenclatura inicial acuñada por Linneo para este género. Cabe decir que un alcaloide de Hippeastrum vittatum, la montanina, tiene aplicaciones en farmacología, concretamente como antidepresivo y ansiolítico.

martes, 31 de mayo de 2011

Regalos y lágrimas










Se acerca el cumpleaños de mi hermana y ha decidido que le obsequie con unas macetas para darle un toque de color a su mortecino hogar, cosa que he agradecido enormemente por varias razones, entre las que se cuentan:
- Es preferible regalar una planta en una bonita maceta a dejarse seducir por cualquier trapo de la cadena Inditex.
- Algunas de mis plantas necesitaban un cambio…
De entre las más de treinta especies con las que cuento en la actualidad, he elegido una avena de salón y la he trasplantado a un tiesto blanco acompañado de un plato azul que compré ayer en la tienda de cerámica artesana de Mamen, una amiga jienense, esperando que el regalo tenga éxito… ¡Ojalá!
La avena de salón, también conocida como lágrimas de la reina, pertenece a la familia Bromeliaceae, concretamente al género Billbergia, que debe su nombre al botánico sueco Gustav Johann Billberg. Aunque la especie más cultivada bajo el nombre vulgar de lágrimas de la reina es la Billbergia nutans, de las que hay una veintena de variedades, existen otras entre las que podemos destacar Billbergia decora o el híbrido Billbergia x windii, que a veces pueden ser confundidas con la primera.
Billbergia nutans es una planta que se distribuye sobre todo en Brasil y otras zonas próximas como Paraguay. Como muchas de las 50 especies que forman este género, es una planta epífita, es decir, vive sobre otras plantas, generalmente de gran porte, instalándose en oquedades con depósitos orgánicos, aunque cabe destacar que esta especie también puede desarrollarse sobre el terreno lo que favorece que pueda utilizarse en jardinería convencional y en nuestro caso, desarrollarse en macetas.
Es característico de estas plantas en particular, y de su familia botánica en general, la forma acanalada de sus hojas, sobre las que se condensa el vapor de agua atmosférico de los climas tropicales y que estas recogen para acumularla en la base de la roseta basal y así utilizarla posteriormente para su metabolismo. Además de esta estructura acanalada, las hojas de Billbergia nutans son lineares, delgadas, algo rígidas y acintadas, con margen ligeramente aserrado, y de color verde vivo y brillante en la juventud y de tonalidades más oscuras y apagadas (verde oliva) en la madurez. A veces presentan tonos rojizos debido a la insolación. Suelen tener una longitud de 30-60 cm.
Se presentan en pequeñas matas o macollas de las que, a finales del invierno (tomo como referencia nuestra latitud), emergen unas inflorescencias poco longevas, elegantes y atractivas. Son alargadas, de tipo espiga, cuyas brácteas están coloreadas de carmín a fucsia/rosa violáceo, y donde, terminalmente, se disponen las flores trímeras con corola violácea y estambres con antera patente y amarilla. Tras la floración es recomendable extraer la planta y realizar la división de los distintos pies/propágulos/hijuelos existentes y así favorecer la aparición de nuevas inflorescencias durante la próxima temporada.
Si se cuida como es debido, la avena de salón puede vivir de 5 a 10 años, para ello se recomienda: no exponerla al sol directo, ubicarla en el exterior durante los meses de estío, realizar la división de las macollas en primavera, regarla frecuentemente (cada 10 días más o menos) para favorecer la humidificación del ambiente, evitar la exposición a temperaturas inferiores a -2 º C, y utilizar un sustrato con abundante materia orgánica y bien drenado.