miércoles, 16 de noviembre de 2011

La rosa del azafrán









Ya queda poco azafrán que recoger en los campos de La Mancha, una de las regiones de este planeta que mejor azafrán produce dadas las condiciones climatológicas inmejorables, la adecuada altitud y un buen suelo.
Además del interés gastronómico y económico que suscita el cultivo de esta planta, cada vez son más los aficionados a la jardinería que la utilizan en parterres y macetas para darle cierto color a nuestro otoño, prueba de ello es que en muchos foros, algunos se preguntan donde conseguir bulbos de esta planta de la que se consigue el llamado oro rojo. En la ficha de hoy prestaré atención al género botánico general, al que pertenece el azafrán verdadero. ¡Ahí voy!
Las más de 80 especies de azafranes que existen, en algunos sitios también conocidas como crocos, derivan del género botánico Crocus, que pertenece a la familia Iridaceae, una familia de monocotiledóneas muy extendida en zonas elevadas y/o húmedas del globo. El área de distribución natural del azafrán es la cuenca mediterránea, sobre todo aquellos países que la delimitan al norte, como son los Balcanes, la Península Helénica, los Cárpatos e Italia, la Península Ibérica al oeste, Turquía y Oriente Próximo al oeste, y las zonas elevadas del norte de África al sur. Todos ellos presentan biotipo geófito, es decir, poseen un tallo bulboso subterráneo o cormo de unos 3-10 cm de diámetro que se encuentra protegido por túnicas parduzcas de distinta naturaleza –papirácea, fibrosa o rígida-, y en cuya base se dispone un sistema radicular fasciculado que se desarrolla estacionalmente.
La floración del Crocus tiene lugar en otoño o en primavera dependiendo de la especie. En todos los casos, esta planta desarrolla primeramente la flor y secundariamente el resto del sistema vegetativo. Las flores, generalmente solitarias, a veces dobles, alcanzan una altura de unos 15 cm sobre el nivel del suelo. Actinomorfas, hermafroditas, erectas y protegidas por una vaina papirácea, están formadas por un perianto de seis piezas de color blanco, amarillo, azul o morado, en cuyo interior se desarrolla un androceo constituido por seis estambres y un gineceo ínfero que despunta en un estigma trífido (esta característica sirve para diferenciarlo del “azafrán borde” o género Merendera –familia Colchicaceae-, muy similar aunque posee un estigma dividido en seis segmentos) que tras la polinización por parte de insectos, se transformará en una cápsula en cuyo interior están las semillas. Posterior a la floración aparecen las hojas, generalmente de color verde oscuro y brillante, lineares, con un marcado nervio medio blanquecino y característico del género, de anchura variable, y que pueden alcanzar longitudes de hasta 50 cm., formando macollas densas que duran hasta el estío, época en la que se marchitarán.
Cabe decir que la rápida multiplicación vegetativa del croco, genera grandes concentraciones subterráneas de bulbos que, por un lado la hace más vistosa durante la floración, pero por otro obliga a desenterrar los bulbos cada 3-4 temporadas para favorecerla.
Sobre los cuidados cabe decir que la siembra se realiza en octubre sobre un sustrato ligeramente arenoso, sin demasiada materia orgánica; además soporta el frío con facilidad, por lo que es idónea para lugares con heladas invernales. Sus preferencias por la luz dependen de la especie.
Se cultivan como ornamentales unas 30 especies, entre las que destacan Crocus verna o C. serotinus. Sólo una especie se cultiva con intereses agrícolas y comestibles, Crocus sativus, cuyos estigmas constituyen la especia más cara del mundo por la minuciosidad y la gran cantidad de mano de obra que conlleva su obtención.

1 comentario:

  1. Yo tengo una casita en un pueblo del Pirineo aragonés y por allí crece una planta muy parecida, yo le llamo falso azafrán y los pastores la llaman robameriendas, porque dicen que cuando sale ya hace frio para salir a merendar al campo.
    Me encantan los grabados y dibujos que pones son preciosos.
    Angélica

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