lunes, 12 de diciembre de 2011

En invierno, florece el romero





Y como en invierno florece el romero, aquí me tienen, con otro de los arbustos que pueden engalanar sus balcones y terrazas. Muy indicado para la jardinería xerófita (plantas adaptadas a climas secos y cálidos, como el mediterráneo estricto), la especie Rosmarinus officinalis, una de los representantes de la familia Lamiaceae más conocidas en nuestras latitudes puesto que es oriunda de la región mediterránea – sur de Europa, Asia Menor y Norte de África-, aunque tapiza de manera natural nuestros montes, también puede ser utilizada como planta cultivada.
Arbusto de hasta dos metros de altura y de forma variable, el romero, posee un tallo leñoso y nudoso, de sección cuadrangular, erguido y cubierto de borra o tomento en la juventud, y nudoso, generalmente rastrero y con la corteza resquebrajada en la madurez. Sobre los tallos se disponen las hojas, pequeñas (de 1 a 2 cm de longitud), lineares, opuestas, enteras, sésiles, con margen revoluto hacia abajo, y de color verde oscuro en el haz y más blanquecina en el envés debido a las abundantes pilosidades.
Durante las épocas de floración (dos veces al año en esta especie, finales de otoño-comienzos de invierno y fin de la primavera-principio estival), las inflorescencias de tipo cima o verticilos laxos, se desarrollan en la zona apical de los tallos jóvenes. Las flores, axilares y aromáticas, como el resto de la planta, están constituidas por un verticilo sepaloide de piezas soldadas en forma de tubo y ligeramente rojizas, que protegen a una corola constituida por piezas de color violeta azulado, rosa o blanco, que se encuentran soldadas formando una pequeña campana que termina en dos labios, el superior ligeramente curvado bajo el que se disponen los estambres y el estilo. Tras la fecundación realizada en gran parte por abejas, indicador de que es una planta nectarífera/melífera, se forma un fruto formado por cuatro pequeñas nueces de color pardo que reciben el nombre de tetranúculas.
Al tratarse de una planta autóctona, no requiere grandes cuidados aunque sí conviene saber que prefiere los terrenos ligeramente calizos y arenosos, insolación directa y persistente y riego moderado. Soporta heladas y periodos de sequía, aunque no es conveniente exponerla gratuitamente a estas condiciones.
Su reproducción puede llevarse a cabo mediante la siembra de las semillas (bastante complicada) o, por el contrario, mediante esquejes semileñosas (más efectiva). En jardinería a gran escala se emplea en grupos asilados o para setos de bajo tamaño, como la lavanda.
En la bibliografía científica se describen los cientos de aplicaciones que tiene esta planta debido a la producción de aceites esenciales, como son el rosmanol, el pinfeno, el cineol o el alcanfor, y otros principios activos.

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