martes, 29 de noviembre de 2011

Bolas de nieve







El durillo, mundillo o bola de nieve, es una fanerógama de la familia Adoxaceae -antes adscrita a Caprifoliaceae- que pertenece a un género que engloba a unas 150 especies en todo el globo, Viburnum, concretamente a la especie Viburnum tinus. Es una planta de hoja lauroide (que recuerda a la del laurel) que se presenta en zonas térmicas de la vegetación circunmediterránea. En España está presente en las zonas de sotobosque catalán, valenciano o balear, así como en Extremadura y en la laurisilva canaria, entre otros lugares.
Es una planta arbustiva, que puede alcanzar las dimensiones de un pequeño árbol (unos 3 metros de altura máxima). Con un buen sistema radicular, ramificado y leñoso, el durillo desarrolla vástagos aéreos leñosos, de superficie lisa -glabros- y bastante ramificados sobre los que se disponen las hojas opuestas, coriáceas, de tamaño medio -de 3 a 10 cm de longitud-, con margen entero y forma ovado-lanceolada. Son de color verde brillante en el haz y algo atenuado en el envés, así como ligeramente pubescentes, sobre todo los brotes, las hojas jóvenes y el nervio medio del envés foliar.
Las flores, que aparecen en invierno y primavera, se agrupan en inflorescencias terminales de tipo glomerular compacto de tipo cima convexa (también llamadas corimbos), que se encuentran formadas por flores, todas ellas de color blanco a blanco rosado, y pequeñas (entre 5 y 6,5 mm de diámetro). Tienen un perianto de cinco piezas anchas que se sueldan por la base dándole forma acampanada, en cuyo interior se disponen 5 estambres que rodean al estigma que tras la fecundación formará una drupa ovoide, de color azul oscuro o azul negruzco, y bastante tóxico.
Es un arbusto muy adecuado para formar setos (véanse como ejemplo los cultivados en el Real Jardín Botánico de Madrid, en la zona llamada “plano de la flor”), aunque individualmente también es elegante, sobre todo si la poda se realiza con esmero.
Aunque es una planta que no soporta el frío extremo, rebrota con facilidad tras las heladas. Requiere un suelo con materia orgánica y bien drenado, y expuesta a lugares de semi-sombra. Soporta periodos de sequía dada su condición de planta mediterránea y se reproduce tanto por semilla, como por multiplicación vegetativa (estacas o acodos).
Por último cabe destacar que su madera, antiguamente, era utilizada en cestería.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Arrayanes











Dado que en nuestro país están “germinando” todo tipo de grandes espacios aéreos en las áreas urbanas, como los áticos y sus terrazas o los patios de las viviendas unifamiliares que permiten el cultivo de especies arbustivas y matorrales, durante las próximas entradas prestaré gran atención a las especies arbustivas ibéricas y europeas que son susceptibles de ser criadas en estas viviendas, ya que en la actualidad son bastante utilizadas por paisajistas y arquitectos para verdear baldosas y grises fachadas puesto que requieren menores cuidados que las plantas de flor. Así, comenzaré con el mirto...
El mirto o arrayán es un representante de la familia Myrtaceae, perteneciente al género Myrtus, más concretamente a la especie Myrtus communis, una planta originaria de la cuenca mediterránea y el norte de África.
De biotipo nanofanerófito, aunque pueda alcanzar los cuatro metros, el mirto es un arbusto siempreverde y aromático con una aparato radicular leñoso y bastante desarrollado, que desarrolla vástagos ramificados sobre los que se dispone un follaje denso y prieto que está constituido por hojas simples, opuestas, ligeramente pecioladas, coriáceas, con margen entero y forma ovado-lanceolada, verdes brillantes por el haz y apagadas por el envés. Su fragancia se debe a la presencia de glándulas oleíferas en éstas.
Sus flores solitarias y de color blanco o crema, se desarrollan a finales del invierno y en primavera sobre pedúnculos axilares más o menos largos. Actinomorfas, pequeñas (1,5-3 cm de diámetro) y pentámeras, las flores del mirto poseen estambres de color amarillo y un gineceo súpero, que tras la fecundación origina frutos de tipo baya de color azulado-púrpura que incluyen las semillas, cuya diseminación se lleva a cabo por las aves que se alimentan de éstas. Su reproducción asexual se lleva a cabo mediante esquejes semileñosos, con mejores resultados todavía si se añaden hormonas de enraizamiento en el sustrato.
Desde épocas pasadas está muy extendido su uso por la Península Ibérica como planta ornamental -prueba de ello es que da nombre a uno de los patios de La Alhambra granadina- ya que sus requerimientos ecológicos se enmarcan dentro del clima mediterráneo templado (no resiste fuertes heladas), suelos pobres en materia orgánica, aunque bien drenados, y riego moderado.
Y ahora, una serie de curiosidades:
- En la antigüedad simbolizaba belleza y amor.
- Sus aceites esenciales se utilizan en la industria perfumera.
- El alcohol que produce, conocido como mirtol, se utiliza como expectorante, balsámico, antiséptico y sedante.
- Sus frutos se pueden utilizar para curtir pieles.
- El jugo de sus bayas, de color violáceo, se puede utilizar para tintar tejidos.
- Los campeones olímpicos eran honrados con coronas fabricadas de mirto.
- Su nombre común, arrayán, proviene del árabe “ar-Rhayan”, “el aromático”.
- Su madera es apreciada en ebanistería.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

La rosa del azafrán









Ya queda poco azafrán que recoger en los campos de La Mancha, una de las regiones de este planeta que mejor azafrán produce dadas las condiciones climatológicas inmejorables, la adecuada altitud y un buen suelo.
Además del interés gastronómico y económico que suscita el cultivo de esta planta, cada vez son más los aficionados a la jardinería que la utilizan en parterres y macetas para darle cierto color a nuestro otoño, prueba de ello es que en muchos foros, algunos se preguntan donde conseguir bulbos de esta planta de la que se consigue el llamado oro rojo. En la ficha de hoy prestaré atención al género botánico general, al que pertenece el azafrán verdadero. ¡Ahí voy!
Las más de 80 especies de azafranes que existen, en algunos sitios también conocidas como crocos, derivan del género botánico Crocus, que pertenece a la familia Iridaceae, una familia de monocotiledóneas muy extendida en zonas elevadas y/o húmedas del globo. El área de distribución natural del azafrán es la cuenca mediterránea, sobre todo aquellos países que la delimitan al norte, como son los Balcanes, la Península Helénica, los Cárpatos e Italia, la Península Ibérica al oeste, Turquía y Oriente Próximo al oeste, y las zonas elevadas del norte de África al sur. Todos ellos presentan biotipo geófito, es decir, poseen un tallo bulboso subterráneo o cormo de unos 3-10 cm de diámetro que se encuentra protegido por túnicas parduzcas de distinta naturaleza –papirácea, fibrosa o rígida-, y en cuya base se dispone un sistema radicular fasciculado que se desarrolla estacionalmente.
La floración del Crocus tiene lugar en otoño o en primavera dependiendo de la especie. En todos los casos, esta planta desarrolla primeramente la flor y secundariamente el resto del sistema vegetativo. Las flores, generalmente solitarias, a veces dobles, alcanzan una altura de unos 15 cm sobre el nivel del suelo. Actinomorfas, hermafroditas, erectas y protegidas por una vaina papirácea, están formadas por un perianto de seis piezas de color blanco, amarillo, azul o morado, en cuyo interior se desarrolla un androceo constituido por seis estambres y un gineceo ínfero que despunta en un estigma trífido (esta característica sirve para diferenciarlo del “azafrán borde” o género Merendera –familia Colchicaceae-, muy similar aunque posee un estigma dividido en seis segmentos) que tras la polinización por parte de insectos, se transformará en una cápsula en cuyo interior están las semillas. Posterior a la floración aparecen las hojas, generalmente de color verde oscuro y brillante, lineares, con un marcado nervio medio blanquecino y característico del género, de anchura variable, y que pueden alcanzar longitudes de hasta 50 cm., formando macollas densas que duran hasta el estío, época en la que se marchitarán.
Cabe decir que la rápida multiplicación vegetativa del croco, genera grandes concentraciones subterráneas de bulbos que, por un lado la hace más vistosa durante la floración, pero por otro obliga a desenterrar los bulbos cada 3-4 temporadas para favorecerla.
Sobre los cuidados cabe decir que la siembra se realiza en octubre sobre un sustrato ligeramente arenoso, sin demasiada materia orgánica; además soporta el frío con facilidad, por lo que es idónea para lugares con heladas invernales. Sus preferencias por la luz dependen de la especie.
Se cultivan como ornamentales unas 30 especies, entre las que destacan Crocus verna o C. serotinus. Sólo una especie se cultiva con intereses agrícolas y comestibles, Crocus sativus, cuyos estigmas constituyen la especia más cara del mundo por la minuciosidad y la gran cantidad de mano de obra que conlleva su obtención.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Una cinta que engalane tu balcón







Si usted pasea por los pueblos de la mitad sur peninsular y mira hacia lo alto, se percatará de lo coloridos que lucen los balconcillos enrejados sobre el blanco fondo calizo que cubre las fachadas. De entre esa jungla aérea constituida por geranios, calas o esparragueras, se distinguen otras plantas acintadas, llenas de hijuelos colgantes: las cintas o malamadres, plantas de las que hoy hablaremos.
Las cintas, malamadre o lazos de amor, pertenecen al género botánico Clorophytum, oriundo de zonas subtropicales de África y Asia. Aunque todavía estoy investigando sobre la familia botánica a la que pertenece el género (esto me sucede por creer a pies juntillas lo que dice la Wikipedia… No se la recomiendo cuando tenemos que ser excesivamente técnicos…), pero juraría que pertenece a la familia Liliaceae, y no a la Agavaceae (seguiré mis pesquisas no sea que haya cambiado el criterio taxonómico y esté metiendo la gamba, jejeje). La mayor parte de los cultivares pertenecen a la especie Clorophytum comusum, nativa de Sudáfrica, aunque en la actualidad existen bastantes variedades debido a su amplia utilización en jardinería de interior y decorativa.
Las cintas son plantas terrestres o en ocasiones epífitas que desarrollan raíces carnosas y ligeramente tuberosas que ejercen de reservorio de agua y nutrientes. Siempreverdes, las malamadres están constituidas por macollas de hojas verdes o variegadas (alternan franjas blancas y verdes), acintadas, con marcado nervio medio y ligeramente acanaladas, que terminan en punta. En los nodos de las hojas se desarrollan raíces adventicias que pueden ser subterráneas o aéreas. Con un tamaño que oscila entre los 20-50 cm de longitud y los 0,5-2,5 cm de anchura, se imbrican formando una densa roseta basal, de la que emergen vástagos o pedúnculos de longitud superior a las hojas y con escasa presencia foliar sobre los que se desarrollan, por un lado las inflorescencias, y por otro lado hijuelos que dependen de la planta madre y favorecen la reproducción estolonífera tan característica de esta especie (fenómeno del viviparismo tan conocido en monocotiledóneas). La inflorescencia es de tipo panícula dispersa y está constituida por pequeñas flores actinomorfas con perianto de seis piezas de color blanco-crema dispuestas en dos verticilos, un androceo constituido por seis estambre y un gineceo súpero con tres carpelos soldados formando un único estigma.
Como ya hemos visto, su reproducción asexual es muy fácil debido a la aparición de hijuelos que, cuando se ponen en remojo, desarrollan fácilmente el sistema radicular masivo tan característico de estos vegetales. Son plantas que requieren luz pero no exposición directa, así como temperaturas agradables. El riego debe ser abundante pero no excesivo (dos veces por semana en verano / una vez cada diez-quince días en invierno) y el sustrato con buena cantidad de materia orgánica.
Son plantas que dotan a los balcones de movimiento dado su carácter colgante. Es preciso plantar varios pies en la misma maceta de manera que aumenten en densidad y sean más frondosas.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Cóleos











Últimamenete estoy algo preocupado por el estado de mis plantas… Lo cierto es que no sé qué bicho les ha picado… Muchas de ellas sufren una enfermedad en la que partes de las hojas se marchitan paulatinamente para, finalmente, caer… Sobre todo las plantas carnosas… En un principio pensé que podía ser exceso de riego, pero después de observarlas con detenimiento y cuidar la cantidad de agua hasta cotas insospechadas he pensado que puede ser alguna enfermedad fúngica… Esperando que no mueran debido a esta epidemia, hoy le llega el turno al comúnmente conocido como cóleo.
El cóleo, también conocido como cretona, pertenece a la familia de las labiadas (Lamiaceae), como el romero o la planta del dinero. Aunque su nombre vulgar deriva de una nomenclatura científica antigua, todos las especies pertenecen al género Solenostemon -algunos autores lo dan como sinónimo de Plectranthus-. Es un género que vive de manera natural en las zonas tropicales/ecuatoriales de Asia y África, sobre todo en la India y Java. La mayor parte de los cultivares actuales derivan de la especie Solenostemon blumei o S. scutellarioides.
Muy conocida por sus coloraciones imposibles, el cóleo es una planta herbácea, bianual o perenne dependiendo del clima en el que se desarrolle, que puede alcanzar 0,5-1 metro de altura, excepcionalmente 1,5 metros. Con gran desarrollo radicular, el cóleo se yergue sobre tallos verdes de sección cuadrangular (típicos de la familia botánica debido al desarrollo de los cuatro cordones de colénquima longitudinales); sobre éstos se disponen las hojas, más o menos grandes, opuestas, de aspecto frágil, con limbo casi cordado, margen serrado, nerviación acusada y coloración variable, variegada, de color púrpura-morado-fucsia-rosa-amarillo y de intenso a claro conforme nos acercamos al margen. Su inflorescencia se desarrolla en otoño-invierno, de tipo espiga, elegante, sobre la que se disponen las flores de azul claro y pequeñas, cuya corola está formada por dos labios, y con escaso valor decorativo.
Se reproduce con gran facilidad mediante esquejes, desarrollando raíces fácilmente por inmersión en agua para posteriormente ser plantados en el sustrato adecuado.
Viven sobre suelos ricos en materia orgánica, húmedos y con buen drenaje. Prefieren zonas cálidas (por lo que hay que evitar exponerlos a bajas temperaturas) y luminosas, aunque no soportan la insolación acusada, por lo que es preferible exponerlos a semi-sombra. Se recomienda regarlos abundantemente en las épocas de crecimiento, mientras que en otoño e invierno el riego ha de ser escaso. En caso de que necesiten riego, sus hojas caerán, lacias, avisando del problema.
Atendiendo al aspecto estético, cabe decir que es una planta que pierde su porte debido a que los tallos se vencen y tronchan con gran facilidad debido al peso, por lo que se recomienda eliminar las yemas apicales para facilitar la ramificación o reponer los pies mediante esquejes.
Su vigor y la fácil reproducción la convierten en una planta muy utilizada en hibridación y estudios de organografía vegetal. También destacar que ciertas especies contienen principios psicoactivos.