miércoles, 3 de abril de 2013

Teoría del color (I)



Como en cualquier proceso de diseño, a la hora de estructurar la disposición de los elementos que configuraran nuestras terrazas y/o balcones, hemos te tener en cuenta factores visuales muy importantes. De entre todos ellos, es el color (también la textura o la forma) el más importante ya que para realzar el valor estético de un balcón, una creación que se disfruta desde la lejanía, la armonía en la ubicación de estos es tan importante como en un cuadro de Velázquez.
Para ello y, como haría cualquier pintor, hemos de adentrarnos en las bases de la teoría del color, que no deja de ser la teoría de la luz…. Si hablamos de días tenemos claridad, de ahí que al blanco lo llamemos presencia de luz. Si por el contrario nos referimos a la noche, tenemos ausencia de luz o negro. La luz, por su naturaleza ondulatoria, puede descomponerse en otra serie de radiaciones u ondas que presentan una coloración diferente, un fenómeno que ocurre de manera espontánea en los días de tormenta y que le damos el nombre de arco iris. Es así como observamos una gama de colores entre los que se cuentan: rojo, naranja, amarillo, verde, azul y añil o lila, seis ondas diferentes que reciben el nombre de colores fundamentales.
Además, si tenemos en cuenta que cualquier onda puede reflejarse cuando se encuentra con un medio capaz de hacerlo -un fenómeno llamado reflexión-, sabemos que los colores o radiaciones del espectro visible (espectro de emisión de la luz), son capaces de reflejarse, es por este motivo por el cual nosotros vemos un objeto de un color determinado: ese objeto absorbe todas las radiaciones excepto una en concreto, aquella a la que pertenece el color que estamos viendo. Por ejemplo, las rosas rojas absorben todas las radiaciones de la luz y refleja la radiación que corresponde al rojo, debido a una sustancia química que presentan los pétalos de esta flor y que recibe el nombre de pigmento.


Una vez hecha esta pequeña introducción debemos centrarnos en los pigmentos, sus propiedades y combinaciones… Son tres los pigmentos llamados primarios: magenta, amarillo limón o proceso, y azul cyan o proceso. De la combinación de estos surgen otros llamados pigmentos secundarios:
-De la suma del magenta y el amarillo nace el naranja.
-De la suma del magenta y el azul cyan surge el violeta.
-De la mezcla entre azul proceso y el amarillo limón se obtiene el verde.
Estos seis colores (los que veíamos en el arco iris) pueden agruparse en dos grupos: por un lado tendríamos el grupo de los colores fríos (azul cyan, verde y violeta), mientras que por otro lado tenemos los colores cálidos, donde se incluyen el magenta, el naranja y el amarillo limón.
Teniendo en cuenta estos dos grandes grupos tenemos la primera lección en cuanto al color de las flores que adornen nuestros balcones: las plantas y sus flores se pueden agrupar dependiendo de estas dos gamas. Si queremos transmitir sensaciones de calidez, entusiasmo, felicidad, energía, luminosidad o pasión nose decantaremos por el rojo o magenta, el amarillo y el naranja. Si por el contrario nuestra intención es la de profundidad, naturalidad, calma, estabilidad, confianza, poder, ambición o misterio, utilizaremos el azul, el verde o el morado.
La combinación entre unos y otros se estudiará en la próxima entrega… ¡Nos vemos entonces!

martes, 19 de marzo de 2013

Sobre la repetitividad de elementos







Son muchos los que piensan que para tener un balcón de lo más llamativo deben plagarlo de cientos de tiestos y que en cada uno de ellos han de plantar una especie diferente, es decir, construir en toda regla una amalgamada selva artificial donde  destace el follaje y se pierda el sentido estético. Es por ello que durante esta primavera me centraré en algunas consideraciones que pueden ser útiles a la hora del ajardinamiento de terrazas y balcones, empezando con la repetición.
Es cierto que cuando muchos se encuentran con algún balcón plagado de geranios rojos piensan que es insulso y carece de personalidad. Otros, por el contrario, pensarán que es una cuestión práctica (si a alguien le funciona bien cierta especie en su terraza, ¿por qué ha de cambiarla?). Puede que su propietario aduzca un gran sentido del minimalismo o que una plaga haya acabado con el resto que las acompañaban, pero lo cierto es que ese balcón verdirrojo ha captado la atención de quienes lo contemplan, compartan o no el gusto por él.
La repetición de un motivo, sea este geométrico, decorativo o floral, es un recurso muy utilizado en la organización de espacios ajardinados. Lo repetitivo, además de ser llamativo, da un sentido de continuidad, de ritmo a las imágenes, y ordena el espacio disponible, realzando por tanto el valor estético de cualquier arte decorativa, que, al fin y al cabo, de eso trata la jardinería.
Cuando hablamos de repetitividad debemos tener en cuenta una serie de consideraciones entre las que se cuentan el número de elementos repetidos, el motivo a repetir y el espacio del que disponemos, parámetros todos ellos muy relacionados y sobre los que podrían aplicarse las leyes de la ciencia geométrica, una disciplina matemática con mucho que decir al respecto de diseño. Pese a esta complejidad y gracias al ensayo-error, les reúno algunas que he entresacado de mi propia experiencia:
-Los motivos a repetir deben estar construidos por 2 a 4 elementos. De 2 a 3 si estos elementos botánicos van a repetirse sobre un mismo plano, y de 3 a 4 si van a disponerse en dos planos de visión (una baranda y la pared, por ejemplo). Combinar más elementos sería amalgamar demasiado la vista y la diferenciación de los elementos sería difícil.
- Para elegir el motivo debemos considerar la forma y el color de los elementos que los constituyan.
- Para intercalar estos elementos y refiriéndonos al color, es preferible usar gamas parecidas, la complementariedad y la neutralidad, y evitar así repeticiones bruscas y desagradables.
- La repetición, por sí sola, no es un valor seguro a la hora de diseñar una terraza ajardinada, sino que ha de valerse de otro parámetro básico como es la simetría.
- Lo repetitivo muchas veces no sólo depende de la naturaleza de las especies, sino de la mano del hombre, véase el caso de las podas en los setos.
- Es recomendable añadir elementos que separen las pautas repetitivas o que las interrumpan, de manera que la vista pueda descansar cuando las encuentre (por ejemplo, en un largo parterre siempre se agradece un par de grandes macetas).
En cualquier caso y a pesar de estas consideraciones, el resultado final de terrazas o balcones depende de muchos factores que iremos desgajando paulatinamente.