martes, 19 de marzo de 2013

Sobre la repetitividad de elementos







Son muchos los que piensan que para tener un balcón de lo más llamativo deben plagarlo de cientos de tiestos y que en cada uno de ellos han de plantar una especie diferente, es decir, construir en toda regla una amalgamada selva artificial donde  destace el follaje y se pierda el sentido estético. Es por ello que durante esta primavera me centraré en algunas consideraciones que pueden ser útiles a la hora del ajardinamiento de terrazas y balcones, empezando con la repetición.
Es cierto que cuando muchos se encuentran con algún balcón plagado de geranios rojos piensan que es insulso y carece de personalidad. Otros, por el contrario, pensarán que es una cuestión práctica (si a alguien le funciona bien cierta especie en su terraza, ¿por qué ha de cambiarla?). Puede que su propietario aduzca un gran sentido del minimalismo o que una plaga haya acabado con el resto que las acompañaban, pero lo cierto es que ese balcón verdirrojo ha captado la atención de quienes lo contemplan, compartan o no el gusto por él.
La repetición de un motivo, sea este geométrico, decorativo o floral, es un recurso muy utilizado en la organización de espacios ajardinados. Lo repetitivo, además de ser llamativo, da un sentido de continuidad, de ritmo a las imágenes, y ordena el espacio disponible, realzando por tanto el valor estético de cualquier arte decorativa, que, al fin y al cabo, de eso trata la jardinería.
Cuando hablamos de repetitividad debemos tener en cuenta una serie de consideraciones entre las que se cuentan el número de elementos repetidos, el motivo a repetir y el espacio del que disponemos, parámetros todos ellos muy relacionados y sobre los que podrían aplicarse las leyes de la ciencia geométrica, una disciplina matemática con mucho que decir al respecto de diseño. Pese a esta complejidad y gracias al ensayo-error, les reúno algunas que he entresacado de mi propia experiencia:
-Los motivos a repetir deben estar construidos por 2 a 4 elementos. De 2 a 3 si estos elementos botánicos van a repetirse sobre un mismo plano, y de 3 a 4 si van a disponerse en dos planos de visión (una baranda y la pared, por ejemplo). Combinar más elementos sería amalgamar demasiado la vista y la diferenciación de los elementos sería difícil.
- Para elegir el motivo debemos considerar la forma y el color de los elementos que los constituyan.
- Para intercalar estos elementos y refiriéndonos al color, es preferible usar gamas parecidas, la complementariedad y la neutralidad, y evitar así repeticiones bruscas y desagradables.
- La repetición, por sí sola, no es un valor seguro a la hora de diseñar una terraza ajardinada, sino que ha de valerse de otro parámetro básico como es la simetría.
- Lo repetitivo muchas veces no sólo depende de la naturaleza de las especies, sino de la mano del hombre, véase el caso de las podas en los setos.
- Es recomendable añadir elementos que separen las pautas repetitivas o que las interrumpan, de manera que la vista pueda descansar cuando las encuentre (por ejemplo, en un largo parterre siempre se agradece un par de grandes macetas).
En cualquier caso y a pesar de estas consideraciones, el resultado final de terrazas o balcones depende de muchos factores que iremos desgajando paulatinamente.

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