jueves, 22 de abril de 2010

Semilleros y crisantemos





Tras un par de semanas sembrados, ya se empiezan a vislumbrar los cotiledones de los crisantemos que he plantado durante esta primavera... Coloqué las simientes en semilleros individuales, a razón de unas tres o cuatro semillas por contenedor, enterradas de manera muy superficial, sobre sustrato universal. Comencé a regarlas con un vaporizador de agua casi diariamente, de tal manera que la humedad sólo permaneciera en la primera capa, y tras una semana comenzaron a germinar. En un lugar soleado crecen bastante y ya se empiezan a vislumbrar las verdaderas hojas, por lo que ahora las riego con normalidad, empapando cada uno de los pocillos del semillero. Seguramente tendré que clarearlas para que adquieran más vigor y crezcan más rápido, aunque en el fondo soy un sentimental y acabaré dejando todas las plantas en el semillero. Más tarde tengo pensado trasplantarlas a maceteros alargados, ya que es una planta que necesita bastante espacio.
Elegí esta planta por varias razones. La primera es por su resistencia a las temperaturas extremas, referidas tanto al calor, como a las bajas temperaturas. La segunda es por su amplia variedad en el patrón de coloración que presentan las inflorescencias, ya que es una planta que hibrida con enorme facilidad, tanta que los taxónomos encuentran muy difícil la asignación correcta de una de estas plantas a una especie y variedad. Y la tercera y última es porque tiene un gran significado para mi, asunto que no desvelaré… (a veces, las plantas, como los libros, establecen un diálogo con quién las cultiva y contempla, una conversación estrecha en la que se comparten pensamientos y secretos, por lo que a veces es casi una traición desvelarlos…).
El género Chrysanthemum pertenece a la familia Asteraceae o Compositae (nomina conservada), taxon que también incluye al cardo y la margarita. Este género reúne a unas 30 especies originarias en su mayoría de Europa y Asia. Son plantas herbáceas, perennes, de tallo erguido que puede alcanzar el metro y medio de altura. Presentan hojas simples, lobadas-lobuladas, dentadas algunas, rugosas, en la juventud, ligeramente hendidas, que van desde el verde intenso al más apagado.
Su importancia como ornamental reside en la belleza de la inflorescencia, que desarrolla forma de capítulo (típica de esta familia botánica), más o menos abierto, más o menos mullido y pomposo. Está compuesta por flores liguladas, femeninas las exteriores y hermafroditas las interiores, y aparece en nuestras latitudes en el mes de noviembre, influida por el cambio notable en el fotoperiodo. Esta puede adoptar numerosas coloraciones y formas, casi infinitas, dada la importancia en jardinería de esta planta, de la que existen cientos de cultivares.
La inflorescencia es resistente y viva por lo que en España es utilizada para engalanar tumbas y cementerios en la festividad de Todos los Santos (1 de noviembre).
La flor del crisantemo fue considerada casi divina, venerada en los antiguos imperios orientales de China y Japón, tanto que ondeaba en la antigua bandera imperial de Japón, y que más tarde fue resumida en el círculo rojo que algunos asimilan al sol. Es una planta con muchos significados, entre los que encontramos el de la sabiduría, la alegría, la perdurabilidad, el amor o el duelo.

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