miércoles, 28 de diciembre de 2011

Arbusto navideño







Y dado que nos encontramos de lleno en la Navidad, esta semana le prestaremos atención a un arbusto que abandera estas fiestas y que también puede engalanar nuestras terrazas y balcones a lo largo del año: el acebo.
El acebo, también conocido por el nombre botánico de Ilex aquifolium, es uno de los pocos representantes que tenemos en nuestra latitudes de la familia Aquifoliaceae, más rica en el hemisferio sur, de donde proceden otros acebos que engalanan otros balcones. Con un área de distribución bastante amplia que abarca la mayor parte de Europa y Asia occidental, este arbusto, que puede considerarse en muchos casos un árbol dado que llega a sobrepasar los seis metros de altura en condiciones favorables, es propio de sotobosques de hayas y robles, aunque se puede encontrar de manera aislada o formando acebedas. Por ello decir que es un arbusto que prefiere el sustrato ácido (silíceo) y húmedo, y las zonas umbrosas. Cabe destacar que resiste las bajas temperaturas, aunque no tanto el calor del estío.
El acebo se yergue sobre tallos ramificados desde la base y con una superficie lisa, de color verde en la juventud que con el paso de los años adquiere una tonalidad grisácea-parduzca. Sobre estos se disponen las hojas que son simples, alternas, coriáceas, lampiñas, brillantes y con un margen dentado-espinoso -sobre todo en las hojas maduras- muy característico. Son de color verde intenso en el haz, mientras que en el envés desarrollan una tonalidad más amarillenta y/o apagada. A veces, en algunos cultivares de planta ornamental y por hibridación, la coloración de las hojas puede ser variegada, como la Golden Milkboy o la Silver Queen (en las imágenes).
Respecto a la biología reproductiva hemos de tener en cuenta que el acebo es una especie dioica, es decir, presenta individuos con flores masculinas e individuos con flores femeninas. En los ejemplares masculinos, las inflorescencias son axilares y están formadas por flores de color amarillento, mientras que en las plantas femeninas, las flores aparecen en grupos de tres a solitarias, de color blanco a blanco rosado, tetrámeras, y con el cáliz y la corola parcialmente fusionados en la base. Tras la fecundación se forma una drupa característica de color rojo intenso que madura a finales del otoño y que sirve de alimento a muchas aves (no para el ser humano), durante la época invernal. Las semillas necesitan un par de años para germinar, aunque este proceso se puede ver acelerado por la exposición a los jugos gástricos de los animales que ingieren los frutos. En cualquier caso, la reproducción vegetativa es mucho más factible y rápida (mediante estacas con cepa).
Esta planta siempreverde es muy utilizada en jardinería para la creación de setos y por su gran tolerancia a las podas para poder darle así la forma deseada. También decir que por su lento crecimiento podemos considerarla idónea como planta en jardinería en altura.
El acebo se ha utilizado en ebanistería, como planta medicinal por la producción de la ilicina (alcaloide semejante a la quinina), para elaborar un pegamento o “liga” utilizada en la captura de aves y como adorno navideño, motivo por el cual se considera una especie vegetal protegida en muchos países europeos.

lunes, 12 de diciembre de 2011

En invierno, florece el romero





Y como en invierno florece el romero, aquí me tienen, con otro de los arbustos que pueden engalanar sus balcones y terrazas. Muy indicado para la jardinería xerófita (plantas adaptadas a climas secos y cálidos, como el mediterráneo estricto), la especie Rosmarinus officinalis, una de los representantes de la familia Lamiaceae más conocidas en nuestras latitudes puesto que es oriunda de la región mediterránea – sur de Europa, Asia Menor y Norte de África-, aunque tapiza de manera natural nuestros montes, también puede ser utilizada como planta cultivada.
Arbusto de hasta dos metros de altura y de forma variable, el romero, posee un tallo leñoso y nudoso, de sección cuadrangular, erguido y cubierto de borra o tomento en la juventud, y nudoso, generalmente rastrero y con la corteza resquebrajada en la madurez. Sobre los tallos se disponen las hojas, pequeñas (de 1 a 2 cm de longitud), lineares, opuestas, enteras, sésiles, con margen revoluto hacia abajo, y de color verde oscuro en el haz y más blanquecina en el envés debido a las abundantes pilosidades.
Durante las épocas de floración (dos veces al año en esta especie, finales de otoño-comienzos de invierno y fin de la primavera-principio estival), las inflorescencias de tipo cima o verticilos laxos, se desarrollan en la zona apical de los tallos jóvenes. Las flores, axilares y aromáticas, como el resto de la planta, están constituidas por un verticilo sepaloide de piezas soldadas en forma de tubo y ligeramente rojizas, que protegen a una corola constituida por piezas de color violeta azulado, rosa o blanco, que se encuentran soldadas formando una pequeña campana que termina en dos labios, el superior ligeramente curvado bajo el que se disponen los estambres y el estilo. Tras la fecundación realizada en gran parte por abejas, indicador de que es una planta nectarífera/melífera, se forma un fruto formado por cuatro pequeñas nueces de color pardo que reciben el nombre de tetranúculas.
Al tratarse de una planta autóctona, no requiere grandes cuidados aunque sí conviene saber que prefiere los terrenos ligeramente calizos y arenosos, insolación directa y persistente y riego moderado. Soporta heladas y periodos de sequía, aunque no es conveniente exponerla gratuitamente a estas condiciones.
Su reproducción puede llevarse a cabo mediante la siembra de las semillas (bastante complicada) o, por el contrario, mediante esquejes semileñosas (más efectiva). En jardinería a gran escala se emplea en grupos asilados o para setos de bajo tamaño, como la lavanda.
En la bibliografía científica se describen los cientos de aplicaciones que tiene esta planta debido a la producción de aceites esenciales, como son el rosmanol, el pinfeno, el cineol o el alcanfor, y otros principios activos.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Otra de arbustos







Con total seguridad usted utiliza algún cucharón de madera de boj para catar sus mejores guisos, por lo que el arbusto al que hoy le dedicamos espacio y tiempo no le será tan desconocido como otros de los aquí recogidos.
El boj, también conocido en el lenguaje científico como Buxus sempervirens es un pequeño arbusto que pertenece a la familia de la Buxaceae. Es un nanofanerófito que está distribuido por toda Europa, incluida la Península Ibérica (principalmente en el cuadrante nororiental), por lo que es una planta adaptada a las condiciones climatológicas de nuestras latitudes, así como a su edafología y horas de insolación.
Planta que puede alcanzar 4 metros de altura, el boj es un arbusto siempreverde que desarrolla vástagos aéreos de lento crecimiento, con superficie lisa en la juventud y agrietada en la madurez, de color pardogrisáceo. Sobre estos se disponen las hojas, que son opuestas, coriáceas, más o menos ovadas, con margen ligeramente resoluto, cuya longitud no supera los 3,5 centímetros, que suelen ser brillantes e intensas por el haz, y mates y apagadas por el envés.
Sus flores monoicas (unas flores son masculinas y presentan sólo estambres y otras son femeninas y poseen ovario) se agrupan en inflorescencias axilares de tipo glomerular, sobre las que se disponen exteriormente flores masculinas que rodean a una o dos flores femeninas ubicadas en el centro de la inflorescencia. Todas ellas son de color blanquecino, pequeñas (entre 1,5 y 2 mm de diámetro). Las masculinas tienen un perianto de cuatro piezas anchas, mientras que el de las femeninas posee 6 piezas más agudas. Tras la fecundación de las femeninas por parte de insectos que se sienten atraídos por su néctar, se forma una cápsula trilocular, globosa, de 1-1,5 cm de diámetro, color verdoso-pardo y aspecto coriáceo, sobre la que persisten los estigmas a modo de pequeños cuernos, y que contiene numerosas semillas en su interior.
Se reproduce normalmente por esquejes leñosos, acodos y estolones, ya que su reproducción por semilla es lenta y tediosa. Requiere zonas húmedas y a media sombra, suelos bien drenados y con materia orgánica. En cuanto a sus preferencias térmicas decir que soporta el rigor invernal, así como el estival, por lo que la hace adecuada como planta de exterior.
Es el arbusto más utilizado para formar setos en el viejo continente, incluso en la época romana y el renacimiento, debido a que soporta bien las podas y no pierde el follaje en invierno, de hecho es una de las especies favoritas para los artistas del bonsai.
Otros usos que se le dan al boj son como especie maderera, ya que su leño es pesado y de grano fino, ideal para elaborar todo tipo de instrumentos, desde musicales hasta ornamentales, y como especie medicinal dada la gran cantidad de compuestos químicos que produce (alcaloides, taninos y aceites esenciales).

martes, 29 de noviembre de 2011

Bolas de nieve







El durillo, mundillo o bola de nieve, es una fanerógama de la familia Adoxaceae -antes adscrita a Caprifoliaceae- que pertenece a un género que engloba a unas 150 especies en todo el globo, Viburnum, concretamente a la especie Viburnum tinus. Es una planta de hoja lauroide (que recuerda a la del laurel) que se presenta en zonas térmicas de la vegetación circunmediterránea. En España está presente en las zonas de sotobosque catalán, valenciano o balear, así como en Extremadura y en la laurisilva canaria, entre otros lugares.
Es una planta arbustiva, que puede alcanzar las dimensiones de un pequeño árbol (unos 3 metros de altura máxima). Con un buen sistema radicular, ramificado y leñoso, el durillo desarrolla vástagos aéreos leñosos, de superficie lisa -glabros- y bastante ramificados sobre los que se disponen las hojas opuestas, coriáceas, de tamaño medio -de 3 a 10 cm de longitud-, con margen entero y forma ovado-lanceolada. Son de color verde brillante en el haz y algo atenuado en el envés, así como ligeramente pubescentes, sobre todo los brotes, las hojas jóvenes y el nervio medio del envés foliar.
Las flores, que aparecen en invierno y primavera, se agrupan en inflorescencias terminales de tipo glomerular compacto de tipo cima convexa (también llamadas corimbos), que se encuentran formadas por flores, todas ellas de color blanco a blanco rosado, y pequeñas (entre 5 y 6,5 mm de diámetro). Tienen un perianto de cinco piezas anchas que se sueldan por la base dándole forma acampanada, en cuyo interior se disponen 5 estambres que rodean al estigma que tras la fecundación formará una drupa ovoide, de color azul oscuro o azul negruzco, y bastante tóxico.
Es un arbusto muy adecuado para formar setos (véanse como ejemplo los cultivados en el Real Jardín Botánico de Madrid, en la zona llamada “plano de la flor”), aunque individualmente también es elegante, sobre todo si la poda se realiza con esmero.
Aunque es una planta que no soporta el frío extremo, rebrota con facilidad tras las heladas. Requiere un suelo con materia orgánica y bien drenado, y expuesta a lugares de semi-sombra. Soporta periodos de sequía dada su condición de planta mediterránea y se reproduce tanto por semilla, como por multiplicación vegetativa (estacas o acodos).
Por último cabe destacar que su madera, antiguamente, era utilizada en cestería.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Arrayanes











Dado que en nuestro país están “germinando” todo tipo de grandes espacios aéreos en las áreas urbanas, como los áticos y sus terrazas o los patios de las viviendas unifamiliares que permiten el cultivo de especies arbustivas y matorrales, durante las próximas entradas prestaré gran atención a las especies arbustivas ibéricas y europeas que son susceptibles de ser criadas en estas viviendas, ya que en la actualidad son bastante utilizadas por paisajistas y arquitectos para verdear baldosas y grises fachadas puesto que requieren menores cuidados que las plantas de flor. Así, comenzaré con el mirto...
El mirto o arrayán es un representante de la familia Myrtaceae, perteneciente al género Myrtus, más concretamente a la especie Myrtus communis, una planta originaria de la cuenca mediterránea y el norte de África.
De biotipo nanofanerófito, aunque pueda alcanzar los cuatro metros, el mirto es un arbusto siempreverde y aromático con una aparato radicular leñoso y bastante desarrollado, que desarrolla vástagos ramificados sobre los que se dispone un follaje denso y prieto que está constituido por hojas simples, opuestas, ligeramente pecioladas, coriáceas, con margen entero y forma ovado-lanceolada, verdes brillantes por el haz y apagadas por el envés. Su fragancia se debe a la presencia de glándulas oleíferas en éstas.
Sus flores solitarias y de color blanco o crema, se desarrollan a finales del invierno y en primavera sobre pedúnculos axilares más o menos largos. Actinomorfas, pequeñas (1,5-3 cm de diámetro) y pentámeras, las flores del mirto poseen estambres de color amarillo y un gineceo súpero, que tras la fecundación origina frutos de tipo baya de color azulado-púrpura que incluyen las semillas, cuya diseminación se lleva a cabo por las aves que se alimentan de éstas. Su reproducción asexual se lleva a cabo mediante esquejes semileñosos, con mejores resultados todavía si se añaden hormonas de enraizamiento en el sustrato.
Desde épocas pasadas está muy extendido su uso por la Península Ibérica como planta ornamental -prueba de ello es que da nombre a uno de los patios de La Alhambra granadina- ya que sus requerimientos ecológicos se enmarcan dentro del clima mediterráneo templado (no resiste fuertes heladas), suelos pobres en materia orgánica, aunque bien drenados, y riego moderado.
Y ahora, una serie de curiosidades:
- En la antigüedad simbolizaba belleza y amor.
- Sus aceites esenciales se utilizan en la industria perfumera.
- El alcohol que produce, conocido como mirtol, se utiliza como expectorante, balsámico, antiséptico y sedante.
- Sus frutos se pueden utilizar para curtir pieles.
- El jugo de sus bayas, de color violáceo, se puede utilizar para tintar tejidos.
- Los campeones olímpicos eran honrados con coronas fabricadas de mirto.
- Su nombre común, arrayán, proviene del árabe “ar-Rhayan”, “el aromático”.
- Su madera es apreciada en ebanistería.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

La rosa del azafrán









Ya queda poco azafrán que recoger en los campos de La Mancha, una de las regiones de este planeta que mejor azafrán produce dadas las condiciones climatológicas inmejorables, la adecuada altitud y un buen suelo.
Además del interés gastronómico y económico que suscita el cultivo de esta planta, cada vez son más los aficionados a la jardinería que la utilizan en parterres y macetas para darle cierto color a nuestro otoño, prueba de ello es que en muchos foros, algunos se preguntan donde conseguir bulbos de esta planta de la que se consigue el llamado oro rojo. En la ficha de hoy prestaré atención al género botánico general, al que pertenece el azafrán verdadero. ¡Ahí voy!
Las más de 80 especies de azafranes que existen, en algunos sitios también conocidas como crocos, derivan del género botánico Crocus, que pertenece a la familia Iridaceae, una familia de monocotiledóneas muy extendida en zonas elevadas y/o húmedas del globo. El área de distribución natural del azafrán es la cuenca mediterránea, sobre todo aquellos países que la delimitan al norte, como son los Balcanes, la Península Helénica, los Cárpatos e Italia, la Península Ibérica al oeste, Turquía y Oriente Próximo al oeste, y las zonas elevadas del norte de África al sur. Todos ellos presentan biotipo geófito, es decir, poseen un tallo bulboso subterráneo o cormo de unos 3-10 cm de diámetro que se encuentra protegido por túnicas parduzcas de distinta naturaleza –papirácea, fibrosa o rígida-, y en cuya base se dispone un sistema radicular fasciculado que se desarrolla estacionalmente.
La floración del Crocus tiene lugar en otoño o en primavera dependiendo de la especie. En todos los casos, esta planta desarrolla primeramente la flor y secundariamente el resto del sistema vegetativo. Las flores, generalmente solitarias, a veces dobles, alcanzan una altura de unos 15 cm sobre el nivel del suelo. Actinomorfas, hermafroditas, erectas y protegidas por una vaina papirácea, están formadas por un perianto de seis piezas de color blanco, amarillo, azul o morado, en cuyo interior se desarrolla un androceo constituido por seis estambres y un gineceo ínfero que despunta en un estigma trífido (esta característica sirve para diferenciarlo del “azafrán borde” o género Merendera –familia Colchicaceae-, muy similar aunque posee un estigma dividido en seis segmentos) que tras la polinización por parte de insectos, se transformará en una cápsula en cuyo interior están las semillas. Posterior a la floración aparecen las hojas, generalmente de color verde oscuro y brillante, lineares, con un marcado nervio medio blanquecino y característico del género, de anchura variable, y que pueden alcanzar longitudes de hasta 50 cm., formando macollas densas que duran hasta el estío, época en la que se marchitarán.
Cabe decir que la rápida multiplicación vegetativa del croco, genera grandes concentraciones subterráneas de bulbos que, por un lado la hace más vistosa durante la floración, pero por otro obliga a desenterrar los bulbos cada 3-4 temporadas para favorecerla.
Sobre los cuidados cabe decir que la siembra se realiza en octubre sobre un sustrato ligeramente arenoso, sin demasiada materia orgánica; además soporta el frío con facilidad, por lo que es idónea para lugares con heladas invernales. Sus preferencias por la luz dependen de la especie.
Se cultivan como ornamentales unas 30 especies, entre las que destacan Crocus verna o C. serotinus. Sólo una especie se cultiva con intereses agrícolas y comestibles, Crocus sativus, cuyos estigmas constituyen la especia más cara del mundo por la minuciosidad y la gran cantidad de mano de obra que conlleva su obtención.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Una cinta que engalane tu balcón







Si usted pasea por los pueblos de la mitad sur peninsular y mira hacia lo alto, se percatará de lo coloridos que lucen los balconcillos enrejados sobre el blanco fondo calizo que cubre las fachadas. De entre esa jungla aérea constituida por geranios, calas o esparragueras, se distinguen otras plantas acintadas, llenas de hijuelos colgantes: las cintas o malamadres, plantas de las que hoy hablaremos.
Las cintas, malamadre o lazos de amor, pertenecen al género botánico Clorophytum, oriundo de zonas subtropicales de África y Asia. Aunque todavía estoy investigando sobre la familia botánica a la que pertenece el género (esto me sucede por creer a pies juntillas lo que dice la Wikipedia… No se la recomiendo cuando tenemos que ser excesivamente técnicos…), pero juraría que pertenece a la familia Liliaceae, y no a la Agavaceae (seguiré mis pesquisas no sea que haya cambiado el criterio taxonómico y esté metiendo la gamba, jejeje). La mayor parte de los cultivares pertenecen a la especie Clorophytum comusum, nativa de Sudáfrica, aunque en la actualidad existen bastantes variedades debido a su amplia utilización en jardinería de interior y decorativa.
Las cintas son plantas terrestres o en ocasiones epífitas que desarrollan raíces carnosas y ligeramente tuberosas que ejercen de reservorio de agua y nutrientes. Siempreverdes, las malamadres están constituidas por macollas de hojas verdes o variegadas (alternan franjas blancas y verdes), acintadas, con marcado nervio medio y ligeramente acanaladas, que terminan en punta. En los nodos de las hojas se desarrollan raíces adventicias que pueden ser subterráneas o aéreas. Con un tamaño que oscila entre los 20-50 cm de longitud y los 0,5-2,5 cm de anchura, se imbrican formando una densa roseta basal, de la que emergen vástagos o pedúnculos de longitud superior a las hojas y con escasa presencia foliar sobre los que se desarrollan, por un lado las inflorescencias, y por otro lado hijuelos que dependen de la planta madre y favorecen la reproducción estolonífera tan característica de esta especie (fenómeno del viviparismo tan conocido en monocotiledóneas). La inflorescencia es de tipo panícula dispersa y está constituida por pequeñas flores actinomorfas con perianto de seis piezas de color blanco-crema dispuestas en dos verticilos, un androceo constituido por seis estambre y un gineceo súpero con tres carpelos soldados formando un único estigma.
Como ya hemos visto, su reproducción asexual es muy fácil debido a la aparición de hijuelos que, cuando se ponen en remojo, desarrollan fácilmente el sistema radicular masivo tan característico de estos vegetales. Son plantas que requieren luz pero no exposición directa, así como temperaturas agradables. El riego debe ser abundante pero no excesivo (dos veces por semana en verano / una vez cada diez-quince días en invierno) y el sustrato con buena cantidad de materia orgánica.
Son plantas que dotan a los balcones de movimiento dado su carácter colgante. Es preciso plantar varios pies en la misma maceta de manera que aumenten en densidad y sean más frondosas.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Cóleos











Últimamenete estoy algo preocupado por el estado de mis plantas… Lo cierto es que no sé qué bicho les ha picado… Muchas de ellas sufren una enfermedad en la que partes de las hojas se marchitan paulatinamente para, finalmente, caer… Sobre todo las plantas carnosas… En un principio pensé que podía ser exceso de riego, pero después de observarlas con detenimiento y cuidar la cantidad de agua hasta cotas insospechadas he pensado que puede ser alguna enfermedad fúngica… Esperando que no mueran debido a esta epidemia, hoy le llega el turno al comúnmente conocido como cóleo.
El cóleo, también conocido como cretona, pertenece a la familia de las labiadas (Lamiaceae), como el romero o la planta del dinero. Aunque su nombre vulgar deriva de una nomenclatura científica antigua, todos las especies pertenecen al género Solenostemon -algunos autores lo dan como sinónimo de Plectranthus-. Es un género que vive de manera natural en las zonas tropicales/ecuatoriales de Asia y África, sobre todo en la India y Java. La mayor parte de los cultivares actuales derivan de la especie Solenostemon blumei o S. scutellarioides.
Muy conocida por sus coloraciones imposibles, el cóleo es una planta herbácea, bianual o perenne dependiendo del clima en el que se desarrolle, que puede alcanzar 0,5-1 metro de altura, excepcionalmente 1,5 metros. Con gran desarrollo radicular, el cóleo se yergue sobre tallos verdes de sección cuadrangular (típicos de la familia botánica debido al desarrollo de los cuatro cordones de colénquima longitudinales); sobre éstos se disponen las hojas, más o menos grandes, opuestas, de aspecto frágil, con limbo casi cordado, margen serrado, nerviación acusada y coloración variable, variegada, de color púrpura-morado-fucsia-rosa-amarillo y de intenso a claro conforme nos acercamos al margen. Su inflorescencia se desarrolla en otoño-invierno, de tipo espiga, elegante, sobre la que se disponen las flores de azul claro y pequeñas, cuya corola está formada por dos labios, y con escaso valor decorativo.
Se reproduce con gran facilidad mediante esquejes, desarrollando raíces fácilmente por inmersión en agua para posteriormente ser plantados en el sustrato adecuado.
Viven sobre suelos ricos en materia orgánica, húmedos y con buen drenaje. Prefieren zonas cálidas (por lo que hay que evitar exponerlos a bajas temperaturas) y luminosas, aunque no soportan la insolación acusada, por lo que es preferible exponerlos a semi-sombra. Se recomienda regarlos abundantemente en las épocas de crecimiento, mientras que en otoño e invierno el riego ha de ser escaso. En caso de que necesiten riego, sus hojas caerán, lacias, avisando del problema.
Atendiendo al aspecto estético, cabe decir que es una planta que pierde su porte debido a que los tallos se vencen y tronchan con gran facilidad debido al peso, por lo que se recomienda eliminar las yemas apicales para facilitar la ramificación o reponer los pies mediante esquejes.
Su vigor y la fácil reproducción la convierten en una planta muy utilizada en hibridación y estudios de organografía vegetal. También destacar que ciertas especies contienen principios psicoactivos.

lunes, 17 de octubre de 2011

Flores gigantes











Hoy le llega el turno al género Hippeastrum, una de las plantas bulbosas más cultivadas en todo el globo. Aunque hay cierto conflicto en la nomenclatura de este género, no debida a los taxónomos, sino a la confusión entre el nombre científico (Hippeastrum sp. pl.) y el vulgar (amarilis). El género Hippeastrum, oriundo de América tropical, y el género Amaryllis, otra bulbosa africana que incluye únicamente a dos especies conocidas, A. belladonna y A. paradisicola, son muy semejantes, aunque difieren sobre todo en la inflorescencia y las hojas. Cabe decir que ambos géneros pertenecen a la misma familia, la Amaryllidacea.
Los amarilis o hipeastrum, son plantas monocotiledóneas perennes oriundas del hemisferio sur, concretamente de América tropical (Brasil y el Caribe), incluso Chile y Argentina. Incluye a unas 75 especies naturales de las que han derivado multitud de híbridos (como “Red Lion” o “Floris Hekker”) dado su cultivo extensivo. Su parte vegetativa está constituida por un bulbo de gran tamaño, sobre unos 12-19 cm de diámetro, cuya parte superior es aérea, desde donde crecen las hojas, en número variable entre 2 y 7, simples e imbricadas, lineares, acintadas y anchas, ligeramente lanceoladas en el ápice, paralelinervias y con un nervio medio muy marcado, de una longitud entre 40-90 cm y de un verde intenso, brillante y ligeramente oscuro. De entre estas y durante la primavera (generalmente de abril a junio, aunque se puede forzar la floración en invierno), emerge la inflorescencia de tipo umbela, formada por un pedicelo o escapo grueso y tieso, que se estrecha conforme se acerca al ápice y de una longitud semejante a la de las hojas (alrededor de 40 cm o superior); sobre este despuntan las flores, en número variable de dos a siete –a veces incluso más-, grandes y llamativas, cuyo color va desde el blanco hasta el rojo, pasando por el rosa y el rojo-blanco variegado. La corola está formada por seis piezas consistentes y brillantes de naturaleza tepaloide que se unen en su base en un estrecho tubo. Posee seis estambres, algo curvados, que se disponen bajo el gineceo, cuyo estigma es trífido, como clásicamente ocurre con las monocotiledóneas. Su fruto es una cápsula formada por tres valvas donde están recogidas las semillas de color oscuro.
La reproducción de esta especie se suele realizar por hijuelos o por semillas, que se siembran en otoño en un sustrato rico en materia orgánica y con una parte arenosa. Los riegos han de ser espaciados y abundantes, en un ambiente luminoso y con temperaturas suaves. En latitudes como esta, es necesario protegerlos de las heladas.
Su nombre científico deriva del griego y quiere decir “estrella del caballero” por mantener la etimología de la nomenclatura inicial acuñada por Linneo para este género. Cabe decir que un alcaloide de Hippeastrum vittatum, la montanina, tiene aplicaciones en farmacología, concretamente como antidepresivo y ansiolítico.

martes, 31 de mayo de 2011

Regalos y lágrimas










Se acerca el cumpleaños de mi hermana y ha decidido que le obsequie con unas macetas para darle un toque de color a su mortecino hogar, cosa que he agradecido enormemente por varias razones, entre las que se cuentan:
- Es preferible regalar una planta en una bonita maceta a dejarse seducir por cualquier trapo de la cadena Inditex.
- Algunas de mis plantas necesitaban un cambio…
De entre las más de treinta especies con las que cuento en la actualidad, he elegido una avena de salón y la he trasplantado a un tiesto blanco acompañado de un plato azul que compré ayer en la tienda de cerámica artesana de Mamen, una amiga jienense, esperando que el regalo tenga éxito… ¡Ojalá!
La avena de salón, también conocida como lágrimas de la reina, pertenece a la familia Bromeliaceae, concretamente al género Billbergia, que debe su nombre al botánico sueco Gustav Johann Billberg. Aunque la especie más cultivada bajo el nombre vulgar de lágrimas de la reina es la Billbergia nutans, de las que hay una veintena de variedades, existen otras entre las que podemos destacar Billbergia decora o el híbrido Billbergia x windii, que a veces pueden ser confundidas con la primera.
Billbergia nutans es una planta que se distribuye sobre todo en Brasil y otras zonas próximas como Paraguay. Como muchas de las 50 especies que forman este género, es una planta epífita, es decir, vive sobre otras plantas, generalmente de gran porte, instalándose en oquedades con depósitos orgánicos, aunque cabe destacar que esta especie también puede desarrollarse sobre el terreno lo que favorece que pueda utilizarse en jardinería convencional y en nuestro caso, desarrollarse en macetas.
Es característico de estas plantas en particular, y de su familia botánica en general, la forma acanalada de sus hojas, sobre las que se condensa el vapor de agua atmosférico de los climas tropicales y que estas recogen para acumularla en la base de la roseta basal y así utilizarla posteriormente para su metabolismo. Además de esta estructura acanalada, las hojas de Billbergia nutans son lineares, delgadas, algo rígidas y acintadas, con margen ligeramente aserrado, y de color verde vivo y brillante en la juventud y de tonalidades más oscuras y apagadas (verde oliva) en la madurez. A veces presentan tonos rojizos debido a la insolación. Suelen tener una longitud de 30-60 cm.
Se presentan en pequeñas matas o macollas de las que, a finales del invierno (tomo como referencia nuestra latitud), emergen unas inflorescencias poco longevas, elegantes y atractivas. Son alargadas, de tipo espiga, cuyas brácteas están coloreadas de carmín a fucsia/rosa violáceo, y donde, terminalmente, se disponen las flores trímeras con corola violácea y estambres con antera patente y amarilla. Tras la floración es recomendable extraer la planta y realizar la división de los distintos pies/propágulos/hijuelos existentes y así favorecer la aparición de nuevas inflorescencias durante la próxima temporada.
Si se cuida como es debido, la avena de salón puede vivir de 5 a 10 años, para ello se recomienda: no exponerla al sol directo, ubicarla en el exterior durante los meses de estío, realizar la división de las macollas en primavera, regarla frecuentemente (cada 10 días más o menos) para favorecer la humidificación del ambiente, evitar la exposición a temperaturas inferiores a -2 º C, y utilizar un sustrato con abundante materia orgánica y bien drenado.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Plumas de santo






A veces, hablando con familiares, amigos, amantes o conocidos, te das cuenta de que todos sentimos alguna afinidad por alguna planta. A una de estas conversaciones, concretamente a una que mantuve con Rafa, ese artista que nunca me regalará un dibujo, se debe el estudio de la planta de hoy, la pluma de Santa Teresa.
Perteneciente a la familia de las Cactaceae, concretamente al grupo de los cactus epífitos –N.B.: se conoce por epífito a aquella planta que desarrolla su vida sobre otra, utilizándola como soporte, nunca parasitándola-, la pluma de Santa Teresa o el cactus orquídea (denominado así por sus llamativas flores) pertenece al género Epiphyllum. Aunque hoy día existen numerosos hídridos (Epiphyllum x hybridus o E. x ackermannii), las especies más hermosas son Epiphyllum caudatum, E. crenatum o E. anguliger.
Son plantas que pueden llegar a ser grandes, pero que generalmente rondan los 75-100 cm de diámetro. Todas ellas poseen tallos aplanados, crasos, provistos de un nervio central y articulados en segmentos de 15-20 cm de longitud variable según la especie (generalmente de 15 a 25 cm., característica que diferencia a estas especies de otras pertenecientes al género Schlumbergera o cactus de navidad, en las que los segmentos o artejos no superan los 5-7 cm). Las hojas se encuentran reducidas y son alternas, lo que propicia un aspecto dentado a los tallos. No presentan espinas. Son de color verde intenso, ligeramente brillante. La floración se produce en otoño o principios del invierno, tras un periodo de reposo que responde a un fotoperiodo de día corto-noche larga y a temperaturas frescas (inferiores a 22ºC y superiores a 12ºC). Las flores se desarrollan en el ápice de los tallos, son grandes y exuberantes, tanto por el color –del blanco al fucsia-, como por el aroma -intenso y agradable-. Las flores son solitarias, tienen aspecto tubular y están coronadas por una corola petaloide formada por numerosas piezas, que pueden persistir durante algunos días.
Esta planta necesita un sustrato rico en materia orgánica y bastante húmedo, ya que son organismos que proceden de las selvas tropicales de Sudamérica, véase México, Argentina o las Antillas, por lo que los riegos deben ser regulares durante todo el año, más en verano (dos veces a la semana). Prefiere temperaturas intermedias, lo que las hace ideales como plantas de interior durante el invierno y de exterior en la época estival, así como buena luminosidad (no tanto insolación directa).
La reproducción se realiza mediante esquejes de unos 20 cm de longitud, aunque también es cierto que fragmentos menores son capaces de arraigar en el sustrato fácilmente desarrollando las raíces tuberosas características de la familia.
Y poquito más…

miércoles, 9 de febrero de 2011

De dinero...




Dado que estamos a comienzos de un año que se augura poco fructífero, sobre todo en lo monetario, y que muchos todavía están sufriendo los estragos de la llamada cuesta de enero, he creído más que oportuno hablarles de la conocida como planta del dinero o plectranto.
Presente en la mayoría de los hogares españoles, la especie Plectranthus australis (también se puede encontrar con el sinónimo Ocimum australis, cosas de la nomenclatura científica…) es una planta originaria de las zonas tropicales de y pertenece a la familia Lamiaceae (labiadas). Planta con tallos colgantes de sección cuadrangular (aspecto común a todos los representantes de la familia), con hojas opuestas, simples, circulares, bastante carnosas, con margen festoneado-serrado y de color verde brillante, que florece generalmente a mediados del invierno (enero- febrero) dando una inflorescencia en espiga sobre la que se sitúan unas flores de color violeta de intensidad variable con motas moradas cuyo corola se estructura en dos labios y que tras la fecundación da lugar a una semilla en forma de núcula.
Debido a que no soporta las heladas y su temperatura de crecimiento óptima se sitúa entre los 15 y 20 º C, se considera una clásica planta de interior, aunque en lugares cálidos suele ubicarse en terrazas y balcones, generalmente en cestas o maceteros colgantes. Destacar que no soporta la insolación directa ni una atmósfera seca, por lo que necesita riegos frecuentes aunque poco abundantes. Asimismo se recomienda un sustrato mullido y rico en materia orgánica. Para que adopte un aspecto frondoso y se desarrolle de manera óptima conviene despuntar los tallos principales con el fin de favorecer el desarrollo de ramas laterales.
Es una planta que desarrolla raíces con suma facilidad, tanto que los primordios de estas pueden crecer en un medio aéreo, aspecto que facilita enormemente su multiplicación vegetativa (método reproductivo más utilizado), aunque también se pueda obtener tras la germinación de las semillas.
En el apartado de las enfermedades: Si está en ambientes húmedos y fríos, puede verse afectada por brotitis, apareciendo manchas grises en sus hojas. También pueden tornarse amarillentas y caedizas debido al exceso de riego e insolación.
Su nombre vernáculo hace referencia a la forma de las hojas, circulares, que recuerda a las monedas. Se tiene la creencia de que, cuanto más exuberante sea el follaje de esta planta, mayores serán los ingresos económicos de su dueño.

lunes, 10 de enero de 2011

De coleos...



Regresando del verano y del otoño, bastante ajetreados, todo hay que decirlo, estoy de nuevo aquí para hablar de plantas y otros quehaceres de la jardinería, y dado el rigor invernal, he decidido comenzar la temporada con plantas que en mi latitud son más indicadas para interior o en su defecto, un balcón acristalado.
El coleo, también llamado cretona o nazareno (género Coleus que engloba a unas 150 especies) es una planta de la familia Lamiaceae o labiadas (sí, sí, prima hermana del romero o la lavanda) distribuida por los trópicos, concretamente la zona de Java, la India y zonas asiáticas. Casi todas las variedades existentes en el mercado, entre las que podemos destacar Arc-en-ciel, Iroquois u Otoño, son híbridos de Coleus blumei y Coleus verschaffeltii.
Planta herbácea, vivaz, bastante llamativa por el colorido de sus hojas, opuestas, simples, con peciolo, de forma acorazonada-lanceolada y de margen dentado o festoneado, donde destacan los pigmentos púrpuras, pardos, rojizos, amarillos y verdes. Son característicos su tallo cuadrangular (como el resto de las labiadas presenta cuatro cordones de colénquima que le confieren esta forma tan característica) y sus flores constituidas por dos labios que se disponen en forma de inflorescencia en espiga.
Son plantas de rápido crecimiento, sobre todo si reciben buena cantidad de luz, se cultivan en un sustrato rico en materia orgánica y se riegan frecuentemente, lo que tiene un inconveniente si pretendemos que la planta adopte forma de macolla, para lo que se recomienda eliminar o despuntar, tanto los brotes superiores, como la inflorescencia, para facilitar el crecimiento de los inferiores. Es importante saber que no soportan temperaturas extremas ni insolación directa y que su rango de crecimiento óptimo se encuentra entre los 13 y 22 ºC. Los cambios en la temperatura y el fotoperiodo influyen en la coloración de sus hojas (más oscuras en días cálidos y largos, más verdosas en días fríos y cortos).
Los coleos pueden ser cultivados indistintamente como planta de interior o exterior Podemos decir que es una planta tremendamente vivaz que arraiga con gran facilidad, por lo que se suele reproducir vegetativamente mediante esquejes (personalmente un servidor prefiere mantenerla en agua hasta que desarrolle un buen sistema radicular para luego transplantarla a una maceta, en vez de plantarla directamente sobre el sustrato… manías), aunque, con fines comerciales, su multiplicación se realice por semilla.
Por lo general no es una planta que sufra de enfermedades y plagas, excepto las producidas por la alteración del pH del sustrato, la excesiva insolación y algunos parásitos como nematodos.
Por último destacar que corre la creencia popular de que el coleo es una planta que atrae la mala suerte en interiores, por lo que muchos la prefieren lucir en sus balcones.