jueves, 10 de noviembre de 2011

Una cinta que engalane tu balcón







Si usted pasea por los pueblos de la mitad sur peninsular y mira hacia lo alto, se percatará de lo coloridos que lucen los balconcillos enrejados sobre el blanco fondo calizo que cubre las fachadas. De entre esa jungla aérea constituida por geranios, calas o esparragueras, se distinguen otras plantas acintadas, llenas de hijuelos colgantes: las cintas o malamadres, plantas de las que hoy hablaremos.
Las cintas, malamadre o lazos de amor, pertenecen al género botánico Clorophytum, oriundo de zonas subtropicales de África y Asia. Aunque todavía estoy investigando sobre la familia botánica a la que pertenece el género (esto me sucede por creer a pies juntillas lo que dice la Wikipedia… No se la recomiendo cuando tenemos que ser excesivamente técnicos…), pero juraría que pertenece a la familia Liliaceae, y no a la Agavaceae (seguiré mis pesquisas no sea que haya cambiado el criterio taxonómico y esté metiendo la gamba, jejeje). La mayor parte de los cultivares pertenecen a la especie Clorophytum comusum, nativa de Sudáfrica, aunque en la actualidad existen bastantes variedades debido a su amplia utilización en jardinería de interior y decorativa.
Las cintas son plantas terrestres o en ocasiones epífitas que desarrollan raíces carnosas y ligeramente tuberosas que ejercen de reservorio de agua y nutrientes. Siempreverdes, las malamadres están constituidas por macollas de hojas verdes o variegadas (alternan franjas blancas y verdes), acintadas, con marcado nervio medio y ligeramente acanaladas, que terminan en punta. En los nodos de las hojas se desarrollan raíces adventicias que pueden ser subterráneas o aéreas. Con un tamaño que oscila entre los 20-50 cm de longitud y los 0,5-2,5 cm de anchura, se imbrican formando una densa roseta basal, de la que emergen vástagos o pedúnculos de longitud superior a las hojas y con escasa presencia foliar sobre los que se desarrollan, por un lado las inflorescencias, y por otro lado hijuelos que dependen de la planta madre y favorecen la reproducción estolonífera tan característica de esta especie (fenómeno del viviparismo tan conocido en monocotiledóneas). La inflorescencia es de tipo panícula dispersa y está constituida por pequeñas flores actinomorfas con perianto de seis piezas de color blanco-crema dispuestas en dos verticilos, un androceo constituido por seis estambre y un gineceo súpero con tres carpelos soldados formando un único estigma.
Como ya hemos visto, su reproducción asexual es muy fácil debido a la aparición de hijuelos que, cuando se ponen en remojo, desarrollan fácilmente el sistema radicular masivo tan característico de estos vegetales. Son plantas que requieren luz pero no exposición directa, así como temperaturas agradables. El riego debe ser abundante pero no excesivo (dos veces por semana en verano / una vez cada diez-quince días en invierno) y el sustrato con buena cantidad de materia orgánica.
Son plantas que dotan a los balcones de movimiento dado su carácter colgante. Es preciso plantar varios pies en la misma maceta de manera que aumenten en densidad y sean más frondosas.

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