De la quietud, casi de la libertad, nace mi pasión por las plantas. Ver como germinan las semillas cuando resquebrajan las tierra, describir la senda que abrirá este y aquel tallo, o hurgar entre la hojarasca, se figura una parcela de ese diálogo entre el mundo y yo. El caso es que, como al buen científico, me gusta experimentar: colocar este tiesto aquí, el otro allí, luchar frente a las heladas, probar con este sustrato, cortar este tallo, injertar aquello y dejar que crezcan las malas hierbas... Bien pensado se podría decir que es un asunto entre las plantas y yo, de nadie más..., por ello, para que entre este matrimonio -bien o mal avenido dependiendo del día o la temporada- se abra un pequeño espacio que nos deje respirar, evapotranspirar, he creado esta bitácora: para que otros que gustan de ese arte que es la jardinería, conozcan mis pequeñas labores, contribuyan al enriquecimiento mutuo, en definitiva, para convertir los balcones en jardines.
Imagen: Passiflora caerulea. Asuka Hishiki (American Society of Botanical Artists).
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