De entre las plantas bulbosas, son las más socorridas a la hora de ajardinar un espacio abierto, aunque también hay muchos apasionados de la jardinería en altura que las utilizan para darle unas pinceladas de color a sus ventanas y balcones. Estas plantas llaman la atención, no sólo por su porte elegante, sino por su coloración vistosa, sobre todo si tenemos en cuenta que existen más de 150 especies y un sinfín de variedades, lo que se antoja un laberinto de tamaños, formas y mezclas.
El mayor productor mundial del género Tulipa (nombre latino que deriva del otomano “turbante”, por la forma que presentan los estadios jóvenes de su flor), género al que pertenecen todas estas plantas, es Holanda, que llega a comercializar al año unos 4000 millones de bulbos, aunque también otros países como Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Polonia o Japón se dedican a cultivarlos y exportarlos, ya que el negocio del tulipán no únicamente está en sus bulbos, sino también en el arte floral.
El origen de esta planta se sitúa en las montañas de Kazajistan, aunque sería más correcto afirmar que su distribución original se ampliaría hasta Oriente medio y próximo, concretamente en Turquía, llegando a zonas de China, Europa o África. Su introducción en Europa como planta ornamentale se debe a los musulmanes residentes en el Al-Andalus de la Península Ibérica.
El tulipán es una especie geófita que presenta un bulbo ligeramente tunicado, de forma truncada y que termina en un ápice. Posee una roseta basal de hojas, ligeramente envainantes y carnosas, en un número que va de 1 a 3, verdes, de cenicientas a vivas, de lineares a lanceoladas, con una cubierta cérea y que surgen a ras del suelo. Éstas rodean a un escapo o pedúnculo carnoso simple –ocasionalmente ramificado- erguido, de 20 a 45 cm de altura, con, generalmente, una flor terminal (a veces hasta tres). Sus flores presentan una simetría actinomorfa y tienen una corola acampanada y tepaloidea (dos verticilos), formada por 6 piezas coloreadas con el mismo patrón, terminadas en punta y que protegen a seis estambres que rodean al gineceo supero y trilocular, que se abre al exterior por un estigma trilobular, de aspecto peltado, no muy largo. Tras la fecundación se desarrolla un fruto con forma de cápsula. Todos estos caracteres varían dependiendo del cultivar que plantemos o estudiemos.
Entre los tulipanes mas cultivados tenemos los tulipanes papagayo, los Rembrandt, los tulipanes Darwin, los de flores sencillas y aquellos que presentan flores dobles. Todos ellos derivan de diferentes cruces de especies entre las que podemos destacar Tulipa gesneriana, Tulipa suaveolens, Tulipa bakeri, Tulipa clusiana o Tulipa tarda.
Cabe destacar que la siembra de este bulbo, en nuestra latitud, se realiza durante finales del otoño y comienzos del invierno para que su floración se produzca durante la primavera. Las cebollas o bulbos se pueden sembrar a unos 10 cm de profundidad en cualquier tipo de recipiente o lugar, desde rocallas, parterres o macetas, aunque es importante que, sea donde sea, el sustrato debe tener un buen drenaje y materia orgánica abundante. Deben estar expuestos al sol, aunque es importante que, para su desarrollo óptimo, sufran un periodo de temperaturas bajas. La floración puede ser temprana o tardía.
Aunque se pueden conseguir tulipanes a través de semillas, para estas plantas se utilizan medios de reproducción vegetativa, como la separación de bulbillos y su cuidado y crecimiento, técnicas también utilizadas con otras plantas de la misma familia (Liliaceae) pero que presentan grandes dificultades en este género dadas sus particulares exigencias agroecológicas
Como curiosidad decir que, en el lenguaje de las flores y dependiendo del color de la misma, el tulipán expresa declaraciones de amor (rojo), amor desesperado (amarillo) o perdón (blanco). Su significado general es el de respeto y fidelidad.
El mayor productor mundial del género Tulipa (nombre latino que deriva del otomano “turbante”, por la forma que presentan los estadios jóvenes de su flor), género al que pertenecen todas estas plantas, es Holanda, que llega a comercializar al año unos 4000 millones de bulbos, aunque también otros países como Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Polonia o Japón se dedican a cultivarlos y exportarlos, ya que el negocio del tulipán no únicamente está en sus bulbos, sino también en el arte floral.
El origen de esta planta se sitúa en las montañas de Kazajistan, aunque sería más correcto afirmar que su distribución original se ampliaría hasta Oriente medio y próximo, concretamente en Turquía, llegando a zonas de China, Europa o África. Su introducción en Europa como planta ornamentale se debe a los musulmanes residentes en el Al-Andalus de la Península Ibérica.
El tulipán es una especie geófita que presenta un bulbo ligeramente tunicado, de forma truncada y que termina en un ápice. Posee una roseta basal de hojas, ligeramente envainantes y carnosas, en un número que va de 1 a 3, verdes, de cenicientas a vivas, de lineares a lanceoladas, con una cubierta cérea y que surgen a ras del suelo. Éstas rodean a un escapo o pedúnculo carnoso simple –ocasionalmente ramificado- erguido, de 20 a 45 cm de altura, con, generalmente, una flor terminal (a veces hasta tres). Sus flores presentan una simetría actinomorfa y tienen una corola acampanada y tepaloidea (dos verticilos), formada por 6 piezas coloreadas con el mismo patrón, terminadas en punta y que protegen a seis estambres que rodean al gineceo supero y trilocular, que se abre al exterior por un estigma trilobular, de aspecto peltado, no muy largo. Tras la fecundación se desarrolla un fruto con forma de cápsula. Todos estos caracteres varían dependiendo del cultivar que plantemos o estudiemos.
Entre los tulipanes mas cultivados tenemos los tulipanes papagayo, los Rembrandt, los tulipanes Darwin, los de flores sencillas y aquellos que presentan flores dobles. Todos ellos derivan de diferentes cruces de especies entre las que podemos destacar Tulipa gesneriana, Tulipa suaveolens, Tulipa bakeri, Tulipa clusiana o Tulipa tarda.
Cabe destacar que la siembra de este bulbo, en nuestra latitud, se realiza durante finales del otoño y comienzos del invierno para que su floración se produzca durante la primavera. Las cebollas o bulbos se pueden sembrar a unos 10 cm de profundidad en cualquier tipo de recipiente o lugar, desde rocallas, parterres o macetas, aunque es importante que, sea donde sea, el sustrato debe tener un buen drenaje y materia orgánica abundante. Deben estar expuestos al sol, aunque es importante que, para su desarrollo óptimo, sufran un periodo de temperaturas bajas. La floración puede ser temprana o tardía.
Aunque se pueden conseguir tulipanes a través de semillas, para estas plantas se utilizan medios de reproducción vegetativa, como la separación de bulbillos y su cuidado y crecimiento, técnicas también utilizadas con otras plantas de la misma familia (Liliaceae) pero que presentan grandes dificultades en este género dadas sus particulares exigencias agroecológicas
Como curiosidad decir que, en el lenguaje de las flores y dependiendo del color de la misma, el tulipán expresa declaraciones de amor (rojo), amor desesperado (amarillo) o perdón (blanco). Su significado general es el de respeto y fidelidad.
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