miércoles, 3 de marzo de 2010

Narcisos que anuncian la primavera



Hoy le llega el turno a una de mis plantas favoritas y que también florece en la primavera temprana, el narciso (género Narcissus). Esta planta que nació en el lugar donde un joven griego del mismo nombre se suicidó al quedar prendado de su propia imagen mientras la miraba reflejada sobre el agua, es del grupo de las Monocotiledóneas, y pertenece concretamente a la familia Amaryllidaceae. Es una planta bulbosa, que se naturaliza con gran facilidad (no es necesario adquirir bulbos todos los años…, es lo que más me gusta: lo práctica que es). Sus bulbos tunicados se suelen sembrar durante el otoño y comienzan a brotar durante el invierno, aunque su floración tiene lugar a comienzos de la primavera. Necesita un sitio luminoso aunque no excesivamente soleado y, aunque resiste bien las temperaturas invernales, no soporta los climas extremos ya que todos los representantes de este género proceden de la cuenca mediterránea y de Europa occidental. El sustrato requerido debe tener un buen drenaje, ser húmedos y con gran cantidad de materia orgánica.
Las plantas están constituidas por un conjunto de hojas verdes oscuras, basales, lineares, acanaladas, erectas, con una longitud media de 30 cm, que suelen nacer envainadas y en número variable (2-6). Las flores pueden ser solitarias o en grupo, todas ellas dispuestas sobre un pedúnculo carnoso o escapo floral que puede o no sobrepasar la longitud de las hojas. Las flores son de aspecto tubular, formadas por dos zonas muy diferenciadas: un perianto que consta de 6 segmentos triangulares, lanceolados u oblongos, más o menos estrechos, y una zona llama corona con aspecto de tubo en cuyo interior se disponen los estambres (6) y el gineceo (estigma). Tras la fecundación de las flores aparece el fruto en forma de cápsula trimera. Se recomienda que una vez pasada la floración no se eliminen las hojas y se dejen marchitar por sí solas, ya que esto favorece la proliferación de nuevos bulbillos y una mejor floración la próxima temporada.
De los 1000 cultivares que existen en la actualidad, la mayor parte poseen colores que van desde el blanco hasta el amarillo anaranjado, aunque existen híbridos de muy llamativos colores como el rojo o el escarlata. En su entorno natural crecen en prados húmedos y zonas próximas a cursos de agua y muchos de ellos están protegidos por la legislación vigente.
Como curiosidad decir que llama la atención el que presenten sustancias alelopáticas, es decir, compuestos químicos que inhiban el crecimiento de otras plantas próximas a ellas, así como otro tipo de compuestos que hayan sido utilizados en la farmacopea recientemente.
Foto: Narcissus papyraceus

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