Siguiendo con las plantas suculentas y por contar algo anecdótico, les diré que, si hay algo que me apasiona de cuidar plantas es que es una afición, aunque exija demasiado tiempo, no es cara, sobre todo cuando puedes pedir un esqueje de aquí y otro de allí. Esto último hice con la planta de la que hoy les hablaré…
Siempre que visito a cierto amigo, me topo con la entrada acristalada de su vecina que, más que mediterránea, parece amazónica por la exuberancia de las plantas que la llenan (obviando los galápagos que chapotean en la pecera). Entre éstas destaca el imponente porte de una Euphorbia trigona de más de dos metros de altura. Cierto día, ni corto ni perezoso, llamé a la puerta y le pedí a su dueña un pequeño esqueje, que muy amablemente me cedió. Y con el ejemplar bajo el brazo, marché muy contento a casa. Lo mejor de todo es que sigue vivo, créanme…
El árbol de leche africano o Euphorbia trigona es un representante de la familia Euphorbiaceae, plantas que también presentan la suculencia como forma de vida ya que suelen desarrollarse en lugares secos y cálidos (ésta en concreto procede del sur de África). Es una planta que puede recordar a los cactus candelabro que tantas películas del Lejano Oeste han ambientado. Al ser una planta con fisiología CAM, son de crecimiento rápido cuando las condiciones son favorables, por lo que es de esperar que, recibiendo los cuidados oportunos crezca vivamente y alcance un tamaño considerable.
La Euphorbia trigona es una planta con tallos columnares provistos de tres costillas (si realizamos un corte transversal observaremos una sección triangular) sobre las que se disponen las hojas, sobre todo hacia la parte terminal. Los tallos, al igual que las hojas, son de color verde -en la época favorable, ya que en invierno adquieren tonos amarillentos e incluso rojizos (concretamente la variedad rubra, como se puede observar en la primera imagen) que le confieren más belleza si cabe-, por lo que también realizan funciones nutritivas. Las hojas son de hasta 5 cm de longitud, espatuladas y ligeramente acuminadas con un corto mugrón, que persisten durante todo el ciclo vegetativo anual. Tienen dos estípulas muy reducidas en la base y al igual que de un par de espinas de 0,5 cm de longitud y de color pardo que persisten y recorren las costillas del tallo cuando las hojas se pierden durante el invierno. Su floración es muy rara y sólo se produce ocasionalmente en individuos adultos.
Esta planta presenta numerosas ramificaciones que surgen de manera alterna sobre los tallos y presentan estrangulamientos en la zona de unión con el vástago primario y suelen alcanzar, generalmente, los 30 cm de longitud, a veces más. En conjunto, los individuos pueden alcanzar los 4 m de altura.
Como todas las especies de este género botánico es una planta laticífera, es decir, segrega un látex blanquecino que suele ser irritante, por lo que no conviene ponerlo en contacto con zonas delicadas, como las mucosas.
Un sustrato medio, con buen drenaje (ligeramente arenoso y con materia orgánica), una exposición soleada (orientación sur) y riegos frecuentes pero no abundantes, son los requerimientos ecológicos de esta especie.
Siempre que visito a cierto amigo, me topo con la entrada acristalada de su vecina que, más que mediterránea, parece amazónica por la exuberancia de las plantas que la llenan (obviando los galápagos que chapotean en la pecera). Entre éstas destaca el imponente porte de una Euphorbia trigona de más de dos metros de altura. Cierto día, ni corto ni perezoso, llamé a la puerta y le pedí a su dueña un pequeño esqueje, que muy amablemente me cedió. Y con el ejemplar bajo el brazo, marché muy contento a casa. Lo mejor de todo es que sigue vivo, créanme…
El árbol de leche africano o Euphorbia trigona es un representante de la familia Euphorbiaceae, plantas que también presentan la suculencia como forma de vida ya que suelen desarrollarse en lugares secos y cálidos (ésta en concreto procede del sur de África). Es una planta que puede recordar a los cactus candelabro que tantas películas del Lejano Oeste han ambientado. Al ser una planta con fisiología CAM, son de crecimiento rápido cuando las condiciones son favorables, por lo que es de esperar que, recibiendo los cuidados oportunos crezca vivamente y alcance un tamaño considerable.
La Euphorbia trigona es una planta con tallos columnares provistos de tres costillas (si realizamos un corte transversal observaremos una sección triangular) sobre las que se disponen las hojas, sobre todo hacia la parte terminal. Los tallos, al igual que las hojas, son de color verde -en la época favorable, ya que en invierno adquieren tonos amarillentos e incluso rojizos (concretamente la variedad rubra, como se puede observar en la primera imagen) que le confieren más belleza si cabe-, por lo que también realizan funciones nutritivas. Las hojas son de hasta 5 cm de longitud, espatuladas y ligeramente acuminadas con un corto mugrón, que persisten durante todo el ciclo vegetativo anual. Tienen dos estípulas muy reducidas en la base y al igual que de un par de espinas de 0,5 cm de longitud y de color pardo que persisten y recorren las costillas del tallo cuando las hojas se pierden durante el invierno. Su floración es muy rara y sólo se produce ocasionalmente en individuos adultos.
Esta planta presenta numerosas ramificaciones que surgen de manera alterna sobre los tallos y presentan estrangulamientos en la zona de unión con el vástago primario y suelen alcanzar, generalmente, los 30 cm de longitud, a veces más. En conjunto, los individuos pueden alcanzar los 4 m de altura.
Como todas las especies de este género botánico es una planta laticífera, es decir, segrega un látex blanquecino que suele ser irritante, por lo que no conviene ponerlo en contacto con zonas delicadas, como las mucosas.
Un sustrato medio, con buen drenaje (ligeramente arenoso y con materia orgánica), una exposición soleada (orientación sur) y riegos frecuentes pero no abundantes, son los requerimientos ecológicos de esta especie.